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La historia comienza el lunes día 1 de junio de 2020 que entré por primera vez a trabajar en el primer centro de día que me dieron la oportunidad y muy contenta por ver que mi sueño profesional se hizo realidad.

Y fue entonces cuando conocí a la protagonista de esta historia a Soledad, fue verla y estaba con todas sus compañeras y compañeros del centro aunque por su altura era una de las más bajas de altura por no decir la más baja, la vi enseguida por su cara de felicidad que tenía. En pocos días descubrí que ella era la alegría del centro y cuando pude escucharla cantar canciones y lo hacía muy bien y sobre todo con mucho sentimiento sentido por dentro de las canciones, y también le gustaba bailar y lo hacía muy bien y la verdad y que me había hecho bailar a mí que yo nunca he sido de bailar, no podía decirle que no y me lo pasaba muy bien bailando con ella y cantando.

Recuerdo todas las conversaciones que había tenido con ella, me hablaba de su familia y que estaba muy orgullosa de sus hijos, yo podía verle brillar los ojos de modo especial cuando me hablaba de su única hija, la pequeña, estaba muy orgullosa de ella y se notaba la fuerte conexión, también me hablaba mucho de sus nietos y nietas y de lo mucho que los amaba.

El día 11 de junio 2021 fue mi último día en el centro, terminaba la suplencia, me despedí de todas las personas usuarias que se pusieron a llorar, pero hubo una persona que lloró mucho, la Solé, con mi despedida recuerdo que la abracé mientras ella lloraba en mi pecho, le dije que no se preocupara que yo tenía el contacto por redes sociales con su hija. En octubre de 2021 volví al centro hacer una suplencia de unos días y la Solé se puso muy contenta, el 22 de junio de 2022 volví al centro, ya había pasado más tiempo yo pensaba que ya no se acordaría de mi pero cuando me vio me dijo que tú habías estado aquí antes y me dio un abrazo, ya no se acuerda de mi nombre pero para mí era lo de menos.

Yo estaba muy feliz de poder volver al centro y volver a estar con ella, pero el maldito Alzheimer había avanzado un poco, ya no cantaba tanto como antes y no bailaba, aún seguía pintando, le gustaba mucho, y me regaló un dibujo para que yo nunca me olvidara de ella, ese día le dije que yo nunca me olvidaría de ella y que siempre estaría a su lado para ayudarla. Tuvo una etapa de las más dura en la enfermedad y suerte que pude estar un poquito con ella en el centro de día y pude estar pendiente de ella, cada mañana que nos dábamos nuestros abrazos que eran como una costumbre y yo le puse el mote cariñoso Mi Chiquitina, a ella le gustaba que yo le que le dijera así.

 

La vida nos volvió a esperar el día 11 de mayo de 2023 y esta vez para un bien para ella y para toda la familia, comenzó su nueva etapa en la residencia, pero una parte de mí estaba triste porque ya no podría estar con ella de lunes a viernes y otra parte de mí estaba feliz, yo sabía que estaría bien y que le irá bien, estaría muy bien cuidada y le regalé una almohada personalizada en fotos nuestras para que lo pudiera tener en la cama de su habitación de la residencia. Le prometí que algún día tendríamos una camiseta igual y le regalé la camiseta personalizada. Y gracias a la ayuda de 'Canciona' le hice una canción personalizada que la tenemos en todas las plataformas digitales y cuando la escuchó por primera vez se emocionó, esa canción es nuestra historia, es para ella y para toda su familia y que tengan la canción para siempre les pueda acompaña. 

Actualmente ella sigue viviendo en la residencia y siempre que puedo voy a verla, siempre se pone contenta y sonríe cuando me ve, alguna vez nos han dicho que si somos abuela y nieta y que tenemos ojos parecidos, para mí es el mejor halago.

Deseo poder seguir compartiendo estos momentos que son únicos para ella y para mí, estoy agradecida a toda su familia, especialmente a su hija que me dejan vivir estos momentos con ella. Mil gracias por leer la historia.