Seamos agentes sociales activos en la prevención del suicidio
Todavía no se habla claramente del suicidio. Sigue siendo un "asunto incómodo" o tabú. La prevención del suicidio no debería ser solamente un apartado dentro de la salud mental, sino tener su epígrafe en mayúsculas como problema de salud pública y social.
Dar la espalda al tema del suicidio y no hablar de él, no hace que desaparezca, al contrario. Durante los últimos años ha crecido el porcentaje de intentos autolíticos y de suicidios consumados. En el año 2021, 4.003 personas se suicidaron en España. El Instituto Nacional de Estadística ha anticipado la cifra de 2.015 personas fallecidas por suicidio en el año 2022. Lamentablemente, se espera que esta cifra aumente para este año.
En el 2021 se registraron 22 suicidios en menores de 15 años. Sin embargo, el grupo de edad más afectado es el de los mayores de 60 años.
El grupo de edad más afectado es el de las personas mayores de 60 años. A diferencia de los rangos de menor edad, utilizan métodos más letales para conseguir su fin, con menos señales de aviso, de forma más premeditada. Otro sector afectado es el de los menores de 15 años. Se ha registrado 22 fallecidos por suicidio en el 2021.
¿Cómo convertirse en agentes sociales en la prevención del suicidio?
En muchos casos, la persona que tiene pensamientos suicidas no lo comenta con nadie, ni con familiares ni con profesionales, por el temor a ser incomprendida o a ser juzgada. ¿Y si comenzamos por normalizar desde la infancia una educación emocional?
Si enseñamos a niños y niñas a manifestar sus emociones, a poner nombre a sus sentimientos, a empatizar con otros, a distinguir dónde están establecidos los límites del respeto; les podría ser útil para enfrentarse a situaciones estresantes en la vida. Se convertirían, probablemente, en personas resilientes, capaces de solicitar ayuda en caso de necesitarla.
La mayoría de personas que han tratado de atentar contra su propia vida, han manifestado que se sentían solas.
De momento, habrá que prevenir la problemática con “las armas disponibles” que tenemos. El primer frente que los agentes sociales en la prevención del suicidio deben intervenir: "Luchar contra la soledad no deseada". La mayoría de las personas que han tratado de atentar contra su vida manifiestan que se sentían solas, desesperanzadas, con un dolor inmenso y barajando una sola salida para acabar con su sufrimiento.
Esto ha ocasionado a que un país como Japón, cree el Ministerio de la Soledad para combatirla, debido a los 21.007 suicidios producidos en el año 2021, promoviendo medidas para implicar a otros organismos. La soledad no deseada se correlaciona con la depresión mayor, que puede llevar a conductas autolíticas.
Los agentes sociales en la prevención del suicidio deben formar claramente y sin tapujos sobre este tema. No solo informar a las personas directamente afectadas, sino también a familiares, grupos de riesgo, profesionales sanitarios en el ámbito laboral y población en general. Campañas publicitarias, cursos, debates, charlas, películas y arte en general, artículos especializados y guías de salud. Estos podrían aportar conocimiento sobre ello y ayudar a convencer de que se trata de un problema realmente grave que nos puede afectar en cualquier momento.
Aprender a reconocer señales de alarma con el fin de poder proponer ayuda personal o profesional, junto a manejar ciertas habilidades sociales para un acercamiento a la persona suicida puede ser muy útil. Si le añadimos el conocer los recursos gubernamentales, autonómicos, vecinales y municipales, aunque de momento no sean suficientes, para la prevención e intervención, sería un plus. Y si conseguimos tratarlo sin morbo ni sensacionalismo sería un gran avance.
Si nos centramos en personas mayores de 60 años, debemos ayudar a fomentar los factores protectores, partiendo desde la familia hasta la residencia y el centro de día. Favorezcamos su equilibrio emocional, motivándolos en el presente y el futuro próximo. Hagámosles creer en sus capacidades.
Estemos alerta ante los factores de riesgo, en especial, si detectamos que la persona carece de apoyos importantes al no contar con una red de interacción social de calidad.
En conclusión, seamos “agentes sociales activos” en la prevención del suicidio.
En SUPERCUIDADORES hemos preparado una masterclass sobre la Prevención del Suicidio en Personas Mayores:
Masterclass Prevención del suicidio en personas mayores
Aprenderemos a detectar las señales de alarma para una intervención y las características de la persona que les lleva a pensar en el suicidio.