- Escrito por Marta Ardizone
El cuidador como dependiente
Ana ha cuidado de su madre. Asegura que pese haber sido la cuidadora ha dependido de su madre y aún lo hace. Si quieres votar por su relato compártelo por las redes sociales.
Miedo, muchísimo miedo, es lo primero que experimentas. Estaba perdiendo a la persona que más quería. Primero aceptar que se estaba yendo, después mandarla a un hospital terminal, porque la desahuciaron por el mero hecho de tener setenta y dos años, es algo que no puedes aceptar. Tomamos la decisión de llevarla a casa, creo que fue la mejor decisión que pudimos tomar. El poderla abrazar, besar, cuidarla…
Piensas que en el momento que lo necesitas todos correrán a ayudarte y te das cuenta que eso es ficción, que un médico si tú le llamas no va a venir en diez minutos.
Tú no sabes cómo hacerlo, cómo atenderla. Ahí te das cuenta que te queda un camino largo que recorrer, pero es tu decisión.
Nosotros habíamos decidido llevar a mi madre a casa y sabíamos lo que eso conllevaba. Nadie nos explicó como teníamos que hacer las cosas, y eso sí lo hubiéramos agradecido. Que una enfermera hubiera venido una vez a la semana a guiarnos, a darnos el visto bueno, simplemente el decirnos "lo estáis haciendo bien".
Mi madre era un ser maravilloso, un ser muy querido. Su gran suerte fue mi padre, su ángel, la persona que más la quería, que durante siete años nunca tuvo una queja, fue el principal cuidador durante veinticuatro horas.
Te vas aislando poco a poco, no quieres mostrar tu dolor continuamente, piensas que las demás personas se pueden cansar, que solamente puedes contar lo que te está ocurriendo y llega un momento en el que no quieres estar contando siempre lo mismo, lo mismo, lo mismo…Un error, pero es un sentimiento que vas creándote poco a poco. Te acostumbras a tenerla en una cama, te vuelves egoísta, la quieres tener así.
Todos pensamos que la persona dependiente es la que necesita de los cuidados, cuando en realidad las personas dependientes también somos los cuidadores.
Mi madre después de dos años sin ella seguimos dependiendo de ella. La palabra cuidador es algo que seremos siempre, aunque ya no tengamos a la persona dependiente con nosotros. Siempre seremos cuidadores.
Mi nombre es Ana María Rosa, pero mañana a quién importaré, espero que a mi familia y que la conciencia de esta sociedad haya cambiado.
Ania Pedraza Rosa
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