- Escrito por Marta Ardizone
Dedicado a ti
Manuel lleva muchos años cuidando a su mujer, María, que sufre demencia. Gracias a la ayuda de sus hijos puede seguir dedicándose a cuidar a su mujer. Ha querido participar contando su historia. Si quieres votar por su relato compártelo en las redes sociales.
Mi nombre es Manuel, tengo 76 años. Soy el esposo y cuidador de María Torrescusa. Ella tiene 71 años y los dos somos de Oliva de la Frontera (Badajoz), es nuestro pueblo.
María y yo éramos vecinos y con el paso de los años fuimos novios…y hasta la fecha marido y mujer. En el noviazgo, durante años, estuve destinado como Guardia Civil en Corbera (Valencia), nos escribíamos cartas y esperábamos los días en los que a mí me daban permiso y podía volver al pueblo.
En el año 1966 ya había regresado a Oliva destinado y fue entonces cuando nos casamos, allí mismo, en la Parroquia de San Marcos. ¡Qué buenos recuerdos tengo de esa época!
Hasta 1968 estuve trabajando en un puesto fronterizo, pero en ese mismo año desaparecieron y nos trasladamos a otro pueblo de la provincia, Helechosa de los Montes.
En esta época nació nuestra primera hija, Maribel, pero aún nos quedaba otro destino: Burguillos del Cerro. Aquí vivimos durante casi veinte años. Durante todo este tiempo María ha trabajado en casa. Le encantaba hacer labores, tejer, pintar… ¡no paraba de hacer cosas! Siempre ha sido muy inquieta y trabajadora.
En el año 1989 yo me fui a la reserva y María montó una floristería en Oliva. Era la primera que se instalaba en el pueblo y los dos nos dedicamos a ella con mucha ilusión. Ella no paraba de trabajar, se le daba muy bien. Pero justo antes de jubilarse, en el año 2008, mi mujer empezó a tener depresión y tuvimos que ir al psiquiatra. Estaba “desazonada”, se le olvidaban las cosas. Algo “raro” le estaba pasando.
En 2010 le diagnosticaron demencia. Desde entonces tengo que enfrentarme a su inquietud y a ese “no parar”, porque constantemente quiere irse de casa. Y lidiar con sus alteraciones conductuales es lo que mas difícil me resulta.
Con la ayuda de mis hijos, que están siempre conmigo, puedo afrontar la enfermedad de mi mujer. Aunque me empeñe en que no necesito su ayuda también tengo problemas de salud, pese a estar bastante recuperado de ellos. Por eso su ayuda, apoyo y compañía son muy importantes para poder seguir dedicándome a mi mujer.
Manuel García
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