Con la memoria, mejor prevenir que curar
Cuando nuestra memoria falla solemos echarle la culpa a los años. El paso del tiempo puede mermar nuestra mente pero la edad no siempre es la culpable. Los malos hábitos de vida y de alimentación pueden condicionar nuestro envejecimiento neuronal. ¿Quieres saber más?
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Por desgracia, las enfermedades relacionadas con la memoria están muy presentes en nuestra sociedad. Aunque vivimos en una sociedad envejecida, asociar la pérdida de memoria con el paso de los años no siempre es correcto puesto que hay otros factores a tener en cuenta en el envejecimiento neuronal.
Alimentos aliados y enemigos de la memoria
Hay determinados alimentos que ayudan a mejorar la función cognitiva. Entre esos alimentos podemos destacar aquellos que contienen ácidos Omega 3 así como antioxidantes y determinadas vitaminas. Se trata de una larga lista que debemos tener en cuenta para incorporar a nuestra dieta. Entre ellos podemos destacar pescados y mariscos; frutos secos; frutas y verduras como los cítricos, pimientos o el ajo; la cúrcuma y el ginkgo biloba.
Si quieres aprender a cuidar de tu memoria no te pierdas la próxima masterclass de la experta Gema Martiz. A través de una adecuada alimentación y unos hábitos saludables ayudarás a tu memoria tanto a corto como a largo plazo. Gema Martiz es coach personal, coach sistémico, PNL practitioner y técnico en Dietética y Nutrición y gracias a sus consejos podrás aclarar todas tus dudas sobre la memoria.
Por otro lado, debemos tener especial cuidado con aquellos alimentos que contienen azúcares, grasas saturadas o fructosa. Además, la ingesta de medicamentos o de alcohol, tabaco u otras sustancias no será nada beneficiosa para cuidar nuestra memoria.
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El descanso y la actividad física benefician a nuestra memoria
Todos sabemos que la falta de sueño repercute negativamente en nuestro organismo. Si no descansamos las horas necesarias, nuestro cuerpo es más vulnerable tanto física como mentalmente. Pero además es necesario señalar que nuestra función cerebral se mantiene activa mientras estamos dormidos. De hecho se trata de un período de actividad muy intensa en el que nuestra capacidad de aprendizaje y nuestra memoria requerirán de un descanso reparador para asimilar y consolidar toda la información. Dormir las horas suficientes y de forma apropiada repercutirá positivamente sobre nosotros.
Las situaciones de estrés y ansiedad también nos pueden jugar una mala pasada. Gestionar correctamente estos momentos e incorporar a nuestra rutina de vida actividades físicas que eviten el riesgo de sedentarismo significará tomar una buena decisión.