Me convertí en soporte vital

Eunisi se convirtió en cuidadora profesional poco a poco, primero cuidando a Emilio y después también a Mercedes. Si quieres votar por su relato compártelo por las redes sociales.

Conocí a Mercedes hace ya 9 años. En esa época era una mujer vivaz y activa, que cuidaba muy bien de su marido y su casa, se ocupaba de su nieta mayor, la llevaba al colegio, la recogía y la daba de comer.

Cubría sin problemas todos los detalles y a mí me maravillaba porque siempre estaba lista para salir a hacer recados y salir con sus amigas.

Con el paso del tiempo fue cambiando y yo pasé de ser un apoyo con la niña a ser la cocinera, después a cuidar más de su marido, Don Emilio, que padecía Párkinson. Era un señor en todos los sentidos educado, generoso y con muy buen sentido del humor.

Así fue cómo me convertí en cuidadora, primero de él y luego de los dos.

Después ella cambió y ya no tenía ganas de hacer las cosas que hacía antes y me fue dando las responsabilidades de su vida en cierto modo.

Yo ya me ocupaba de sus citas médicas, su aseo personal y su alimentación. Por lo que llegó el momento en el que me convertí en su soporte técnico vital.

Hasta ahí todo bien, pero lo que no está tan bien ha sido el camino hasta dar con lo que le pasa, ya que nos ha cambiado la vida a todos los que estamos a su alrededor, a sus hijos ya que es difícil ver a su madre cambiar así y pasarlo mal con la medicación y cada uno de nosotros que la cuidábamos porque intentábamos estar a la altura de las circunstancias.

Cuidar a una persona con deterioro cognitivo es una labor difícil. En mi caso no estoy segura si acierto con la forma en la que hago las cosas. Aún así pongo todo mi empeño en hacer su vida lo más cómoda y normal posible.

Me gustaría poder volver atrás y hacer algo para que esto no le esté sucediendo porque para mí esto no solo es un trabajo, porque sobre todo quiero mucho a Mercedes.

Eunisi Altagracia Pérez Bidó

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