- Escrito por Marta Ardizone
Los días pasan
María es cuidadora familiar de su abuelo. Con este simpático poema quiere rendirle homenaje y participar en los premios. Si quieres votar por ella comparte su poema por las redes sociales.
Abuelito buenos días, es hora de levantarse.
Abro la persiana para que empieces a despejarte.
¿Qué tiempo hace hoy?
Pues aunque hace sol, estamos en febrero,
así que cuando salgas no te olvides del sombrero.
¿Ya en febrero? Madre mía, cómo corre el tiempo.
¡Espera! Son las nueve y no puedes levantarte sin el parche.
(¡Me fascina esa fina pegatina que le mantiene unido a la vida!).
Tras recoger la ropa sucia y vaciar el orinal nos disponemos a desayunar.
¡Ay los dientes!, que no te los he lavado,
mientras caliento el desayuno te los dejo preparados.
Desayunamos juntos,
cinco galletas y leche caliente en su punto.
Mirando el pastillero me doy cuenta de que ya termina la semana
¡No me lo puedo creer ya es domingo por la mañana!
Abuelo y esas barbas… creo que te tienes que afeitar.
No te preocupes, hasta el domingo lo puedo dejar.
Hoy es domingo, mira el calendario, poco a poco los días van pasando.
Si vas a por el periódico ponte el abrigo,
porque el viento ahora viene bien fresquito.
No creo que haga falta, este sol me calienta la garganta.
Pues aunque hace sol, estamos en febrero,
así que cuando salgas no te olvides del “chaqueto”.
¿Ya en febrero? Madre mía, cómo corre el tiempo.
Leyendo el periódico el abuelo se da cuenta:
¿22 de febrero? Madre mía, cómo pasa el tiempo.
¿Ya en 2015? ¿Tantos años llego a tener?
¿Cuántos años tienes pues?
Quítale siete a ciento y verás lo que es, ¡Ya casi noventa y tres!
En el canal de Castilla y León sale tu pueblo en fiestas, súbele volumen, espero que te diviertas.
Hoy para comer he hecho costillas, ¡Ay que se nos olvidan las pastillas!
Después de una pequeña siesta el abuelo sale de paseo,
¡No salgas sin abrigo que estamos en febrero!
¿Ya en febrero? Madre mía, cómo camina el tiempo.
Terminada la merienda otro paseíllo,
esta vez lo damos por el pasillo.
¡Menos mal a las muletas! ¡Qué bien me sujetan!
Hay que bajar las persianas en cuanto ya no hay sol,
no sé si por costumbre o para no perder el calor.
Las baja con cuidado y en el sofá se queda sentado.
Empiezo a hacer la cena cuando se marchan las visitas,
una sopa de pescado y de segundo unas tortillas.
¡Que no se nos olviden las pastillas!
Yo creo que no hace falta tener puesto el brasero.
No lo creas, abuelo, que estamos en febrero.
¿Ya en febrero? Madre mía, cómo vuela el tiempo.
Tras ver un poco la tele a un volumen desmesurado,
tomamos un vaso de leche de cacao bien cargado.
Ya llegan las once, es hora de quitar el parche,
los dientes en remojo y nos vamos a la cama,
¿Está la puerta candada?
Sí, mira el cartel de tu habitación, y no te lleves tanta desazón,
la puerta está candada, tú no te preocupes por nada,
que nosotros te cuidamos de todo corazón.
María José Vicente
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