- Escrito por RELATO CUIDADOR PROFESIONAL: CARMEN DA SILVA Y LUIS PIÑEIRO
El aliento de tus manos
Aquí os dejamos una historia de reconocimiento hacia Mari Sartages, auxiliar de ayuda a domicilio que lleva largos años velando por la salud de los demás, incluso cuando la suya también es delicada:
El reconocimiento profesional es un acto de agradecimiento y también de valentía, de exponer al mundo que aquella o esta otra persona han hecho su tarea con un desempeño destacable. Se entregan premios de periodismo, de literatura, de ciencia y de pintura. Se consiguen medallas de atletismo, de baile rítmico y de piragüismo. Se expiden certificados de mejor expediente académico, mejor tesis doctoral y mejor premio fin de carrera. Se entregan certificados de calidad a empresas y organizaciones. En el ámbito de un hogar, agotado por la desidia, la desgana y el cansancio en el camino de recuperar el estado de bienestar de una persona mayor, a veces, también llegan campeones/as, expedientes brillantes y sobre todo, cuidadores profesionales con dosis incalculables de aliento en sus manos.
Llegó a nuestro hogar en un momento muy sensible, cuando más hacía falta
Mari Sartages, auxiliar de ayuda a domicilio en el Ayuntamiento de Sanxenxo (Pontevedra) es una de tant@s auxiliares protagonistas y activistas del buen cuidado y buen trato en personas dependientes. Llegó a nuestro hogar en un momento muy sensible, cuando más hacía falta y sigue, a día de hoy, siendo un pilar fundamental en el buen envejecer de un matrimonio que suma 170 años de vidas entrelazadas.
Da igual los manuales que se escriban acerca de “Cuidados Auxiliares en el Hogar”, no importan las ediciones de cursos teóricos que inyectan dosis de grandes conocimientos sobre prevención de úlceras por presión, de aseo en la cama o en la ducha adaptada, de alimentación correcta o hidratación recomendada. Ni valor comparable tiene mi sobresaliente cum laude en la tesis doctoral en Gerontología recién defendida. La esencia de un/a cuidador/a profesional viene incorporada de serie, nace y crece en la persona.
Con tu esencia, la que llevas como sello en tu piel y en tu alma
Con tu esencia, la que llevas como sello en tu piel y en tu alma, cuidas con coherencia, voluntad y atención. Te encargaste de vigilar heridas, desinfectar y colocar adecuadamente sondas nasogástricas, de ayudar en la rehabilitación física y en la reeducación de la marcha. Velaste por una correcta y personalizada atención en este hogar, cargando a tus espaldas con la falta de fuerza de dos cuerpos desgastados pero ilusionados con tu entusiasmo contagioso.
Más ágil que un águila, diste la voz de alarma cuando el infarto se hacía presente en ese hombre desvalido, al que hiciste posible nacer por segunda vez. Más fuerte que un oso, conseguiste que esta mujer volviese a comer y tragar por sí misma, abriese los ojos para iluminarse con tu presencia diaria y sonriese ante una frase que ahora ambas compartís: “Y yo…”. Frases y momentos que descifran el vivir de 6 años de intensos cuidados y de entrega real. Frases y momentos que tallan en la memoria la imagen del ejemplo de cuidador/a profesional que se centra en la persona, en esta y en la otra y en la de más allá. Cada una con sus necesidades, sus miedos y sus bondades.
Los espacios con un/a cuidador/ profesional en casa son espacios de conexión en momentos de gran carga de intimidad. Son momentos de lo privado que salen hoy de esta caja fuerte guardada, para tu reconocimiento, Mari. Tanto has dado en este hogar y nada podemos hacer para acudir ahora en tu ayuda. Eres tú ahora la que necesitarías aliento y sin embargo, sigues dándonoslo sin pensar en ti, en tu nuevo compañero cancerígeno. Ése que te dio un crudo aviso mientras trabajabas, en forma de molestia en un brazo, cosquilleo y hormigueo nocturno.
Sabemos que tu voz volverá a invadir alegremente nuestra casa
Y sabemos que tu voz volverá a invadir alegremente nuestra casa, confiamos en que tus manos vuelvan a tocar nuestros arrugados cuerpos, que añoran tu delicadeza y amor, deseamos que sea más pronto que tarde, porque en esta última fase de nuestra vida, solamente pedimos que sea el aliento de tus manos el que nos acompañe, tal vez ahora para decir adiós, de forma dulce y sosegada, como fueron estos últimos años. Porque a tu lado ya hemos vivido nuestras segundas vidas y ahora queremos que nos acompañes en este último viaje, con el aliento de tus manos.
Gracias Mari.