- Escrito por María Gil
Geriatría para cambiar vidas
El doctor Leocadio Rodríguez Mañas, del Hospital Universitario de Getafe, explica qué es la Geriatría y cómo puede evitar la discapacidad en Mayores.
En los ancianos, un pequeño detalle puede ser la diferencia entre valerse por uno mismo o no. De esos detalles se ocupa la Geriatría, empeñada en que los pacientes sean autónomos todo el tiempo posible.
Leocadio Rodríguez Mañas es geriatra y Jefe de Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe. Es profesor de Medicina en la Universidad Europea de Madrid e investigador principal en 34 proyectos de ámbito internacional.
Trabaja, entre otros campos, en la mejora del diagnóstico de fragilidad con el objetivo último de prevenir la discapacidad en los ancianos.
Rodríguez Mañas destaca que un detalle aparentemente pequeño, casi insignificante, puede ser la diferencia entre una vida independiente y otra que no lo es. Es la diferencia entre poder subir una escalera o no. La diferencia entre levantarse de una silla o no. La misión de los geriatras es mantener estas capacidades, pequeñas pero vitales, todo el tiempo posible.
“Hay un geriatra clásico que decía que la Geriatría es la especialidad de los pequeños detalles. Si dices que has operado el corazón, los pulmones y el riñón a la vez, eso impresiona mucho. Pero si dices, he conseguido que esta anciana se levante sola de la silla, parece una chorrada, pero eso le cambia la vida. Y le cambia la vida a mucha gente”.
Con ese propósito de cambiar vidas para mejor existen las Unidades de Geriatría, especializadas en la atención a los pacientes ancianos en general, y a los ancianos frágiles en particular.
La Geriatría es una especialidad médica que nace en el Reino Unido a mediados de la década de los 30, y a partir de ahí se extiende al resto de Europa y del mundo.
El doctor Rodríguez Mañas explica que los objetivos de esta disciplina son distintos de los de la medicina general “porque los pacientes son diferentes. No se trata de prolongar la expectativa de vida a cualquier coste. Lo que marca de verdad los objetivos de la Geriatría es preservar la función, la autonomía funcional del paciente, más allá del puro ejercicio diagnóstico y de tratamiento causal”.
“Nos importa mucho más la calidad de vida que la cantidad de vida”
“Esto no quiere decir que no intentemos prolongarla. Pero cuando uno tiene 92 años, es difícil prolongar la expectativa de vida. Entendemos que curar se puede curar poco, pero que se puede tratar mucho”.
Y para llevar a cabo dicho tratamiento, primero hay que obtener lo que se denomina “valoración geriátrica integral”. En ella, “no solo se evalúan las enfermedades, sino también la situación funcional, la situación cognitiva y mental, el estado de ánimo y el entorno en el que vive el enfermo”.
Rodríguez Mañas es partidario de que el tratamiento varíe en función de la situación concreta del paciente.
“Por ejemplo, si yo tengo un paciente que se ha roto la cadera, y vive en un cuarto piso sin ascensor, tendré que intentar que la rehabilitación le permita subir de nuevo esas escaleras. Si ese mismo paciente vive en un pueblo, en una casa baja en la que no tiene que subir ni bajar escaleras, la fractura es la misma, pero no voy a empeñarme en que suba escaleras”.
“Una cama para cada anciano, y cada anciano en su cama”
“Otro aspecto importante es que los pacientes que tratamos tienen muchas enfermedades crónicas. Cuando salen del hospital no están curados. Siguen siendo enfermos, y como tales van a seguir necesitando atención a lo largo de los distintos episodios que las muchas enfermedades que tiene les vayan ocasionando”.
“Por eso nosotros tenemos un esquema de cuidados continuados. Hay una frase de un geriatra inglés que dice “Una cama para cada anciano y cada anciano en su cama”. Esto quiere decir, básicamente, que si el anciano necesita cuidados agudos, deberá disponer de una cama para pacientes agudos. Si lo que necesita es recuperación funcional, habrá de estar en una Unidad de Recuperación Funcional”.
“Si ya puede estar en domicilio, pero necesita un control relativamente cercano, tendrá que estar en un Hospital de Día. Si está muy deteriorado y no se puede desplazar al Centro de Salud, habrá que ir a su casa a verlo y estará dentro de las Unidades de Cuidados Continuados o domiciliarios”.
“Y todo esto tiene que estar coordinado. El mismo paciente en su domicilio, si se reagudiza y sufre una pulmonía, tendrá que volver a la Unidad de Agudos. Por eso hace falta lo que llamamos niveles asistenciales. Básicamente los hay intrahospitalarios y extrahospitalarios”.
El anciano en el hospital
Dentro de los recursos hospitalarios a los que puede recurrir el enfermo anciano, el doctor Rodríguez Mañas destaca las Unidades de Agudos de Geriatría. Nos cuenta que “han demostrado de forma incontestable, desde el punto de vista técnico, que aportan mejor tratamiento con mejores resultados a estos ancianos”.
“Ya nadie discute que los ancianos con enfermedades agudas deben ser tratados por geriatras en Unidades de Agudos geriátricas. Lo prueban metaanálisis (método de investigación que permite combinar muchos estudios para ampliar la muestra) publicados en las mejores revistas del mundo, como el British Medical Journey, etc.
“El de agudos es quizá el nivel asistencial de Geriatría más validado y más contrastado. Llama la atención que sea el menos implantado. Debe ser que hay unos intereses, no precisamente técnicos ni científicos, que impiden que haya Unidades de Agudos de Geriatría en todos los hospitales”.
Cuando le preguntamos cuáles pueden ser esos intereses, detalla, “algunos colegas piensan que lo pueden hacer igual de bien que los geriatras, a pesar de que la evidencia científica dice lo contrario. También la propia administración tiene miedo de que, si instalan Unidades de Agudos geriátricos en todos los hospitales, y esto me lo han dicho a mí, `se les llenen los hospitales de viejos´”.
Los hospitales, de hecho, están llenos de ancianos. Por eso, añade Rodríguez Mañas, “lo lógico es que los geriatras los gestionemos, porque eso tiene ventajas para el paciente, pero también para el sistema”.
Argumenta esta afirmación con datos: cuando se tratan en unidades especializadas, se producen “menos estancias hospitalarias y menos riesgos de deterioro funcional en un 20 o 25 por ciento”.
“En contra de lo que la gente cree”, continúa el doctor, “lo más caro no es el tratamiento en el momento agudo, que son seis u ocho días. Lo más caro es si luego el paciente se va con un deterioro funcional. Porque lo que es caro no es el envejecimiento, sino la discapacidad”.
“Hay datos en España que dicen que los mayores de 75 años, los autónomos, tienen un coste de unos 3.000 euros al año, entre gasto sanitario y social. Ese mismo anciano, cuando tiene un deterioro funcional moderado, multiplica el gasto por cuatro”.
La Unidad Geriátrica del Hospital Universitario de Getafe
El servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe cuenta con una Unidad de Agudos con 36 camas, atendida por 4 geriatras. Su índice de ocupación es del 110 por ciento, lo cual significa que atiende a unos 40 pacientes.
Además, tiene una Unidad de Caídas y fracturas con 2 geriatras, uno de consulta y otro de ortogeriatría. “Geriatría atiende de forma sistemática, junto con traumatología, todas las fracturas de cadera de mayores de 75 años”.
“Otro geriatra hace las interconsultas”. Se trata de un profesional que asesora a otros especialistas (cardiólogos, nefrólogos, cirujanos…) cuando un paciente anciano les genera dudas. “Se ponen de acuerdo entre los dos y se trata al paciente en consecuencia. Este apoyo también se da a Urgencias del hospital”.
La Unidad incluye también Consultas externas con varias agendas: "una agenda general con un geriatra encargado; una agenda de deterioro cognitivo atendida por un cuarto o medio geriatra, que es el mismo que luego hace la atención domiciliaria; y una agenda de caídas”.
A estos servicios se añade una “una Unidad de Cuidados Comunitarios. Dos geriatras están encargados”. Estos profesionales están en contacto con los de atención primaria y los de los Centros de Salud. “Hay línea abierta con los servicios de salud del área, y también con las residencias de ancianos públicas del área y con las privadas que lo deseen, que son casi todas”.
El doctor Rodríguez Mañas es tajante en cuanto a la situación de las Unidades de Geriatría: “tienen que estar en hospitales generales, porque el geriatra puede encontrar un anciano que necesite un marcapasos, y tiene que haber un cardiólogo que le ponga el marcapasos. Y si tengo un paciente con vértigo y necesita un otorrino, habrá que tener otorrino, etc”.
“La media de diagnósticos de nuestros pacientes es de cerca de ocho”.