¿Quién no ha sufrido acné en su adolescencia? ¿Cuántas veces nos hemos preocupado por esos horribles granos que nos salen y no sabemos por qué? ¿Y qué hacemos con esa dichosa dermatitis atópica que aguarda en nuestra piel a la vuelta de cada esquina?

Dicen que la cara es el espejo del alma y por eso debemos tener excesivo cuidado a la hora de tratarla. El acné es la enfermedad inflamatoria más común de la piel, que suele afectar a adolescentes, aunque también puede estar presente en etapas más adultas. Aunque solo se trata de una preocupación estética pasajera, son muchos los jóvenes que sufren al tener esta enfermedad, puesto que es a esa edad cuando nuestras emociones están a flor de piel y a veces saber que tienes acné conlleva implicaciones psicológicas negativas.

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Hay que tener en cuenta que cada piel es un mundo y cada persona tiene unos hábitos de vida distintos

¿Por qué se produce el acné?

Se caracteriza por la aparición de lesiones en la piel como consecuencia de una foliculitis, una inflamación y una posterior infección del poro folicular. Existen muchas clasificaciones según el tipo de acné, pero, a grandes rasgos, podemos diferenciar:

1. Acné leve o de grado 1

2. Acné moderado o de grado 2

3. Acné severo o de grado 3

4. Acné muy severo o de grado 4

¿Cómo limpiar una piel acneica?

Son muchos los consejos que hay sobre cómo realizar una limpieza facial eficaz con diversos productos y cremas que hacen rascarnos el bolsillo más de lo debido y, al final, no nos satisfacen o, simplemente, hacen empeorar nuestro acné. Hay que tener en cuenta que cada piel es un mundo y cada persona tiene unos hábitos de vida distintos que dificultan tener un gel o una crema milagro que sirva para todos los acnés. Pero sí es cierto que unos buenos rituales de limpieza facial, constantes y adecuados, van a mejorar el aspecto de nuestra piel. Debemos:

1. Realizar una limpieza facial por la mañana y otra por la noche, con productos suaves que no irriten nuestra piel. Es aconsejable acudir al dermatólogo para saber qué productos son los más adecuados para nuestro cutis pero en las secciones de farmacia y parafarmacia hay excelentes profesionales que nos pueden asesorar siempre atendiendo a nuestros hábitos y tipo de piel.

2. Uso  de cremas muy concretas para hidratar nuestra piel. Tener una piel grasa o con tendencia acneica no significa que no necesite estar hidratada. Usar cremas para piel seca en un rostro con acné no va a solucionar nuestro problema sino todo lo contrario. Es necesario que conozcamos nuestra piel y sepamos qué nos pide en cada momento. Siempre tras una limpieza hay que usar una crema hidratante ya que nuestra piel puede secarse demasiado y producir un efecto rebote que empeore nuestro acné.

3. Una vez a la semana hay que exfoliar la piel pero con cuidado de no dañarla.  Hay diversos exfoliantes en el mercado pero algunos son muy agresivos y pueden empeorar el acné. Es aconsejable consultar al dermatólogo y a nuestro farmacéutico de confianza.

4. Maquillajes no comodogénicos. Una buena forma de disimular nuestro acné es tapando los granos con maquillaje pero, aunque a corto plazo es una buena solución, a largo plazo no deja de ser un obstáculo para nuestra piel. Debemos tener en cuenta a la hora de comprar una base o un maquillaje que éstos sean no comodogénicos -no grasos- para que nuestra cara sufra lo menos posible. La piel absorbe todo y debemos tener mucho cuidado a la hora de elegir nuestro maquillaje.

¿Qué hacemos con la dermatitis atópica?

Todos conocemos a alguien que tiene dermatitis atópica. Pese a que no se trata de una afección grave, sí es muy molesta e incluso puede lastrar la vida de una persona. La dermatitis atópica se debe a una reacción en la piel que produce hinchazón y enrojecimiento continuos. Las personas con dermatitis atópica a menudo padecen alergias estacionales.  No se trata de una enfermedad contagiosa y suele tener implicaciones genéticas, además de existir antecedentes alérgicos como asma, rinitis alérgica o eccema. Según diversos estudios, la dermatitis atópica afecta al 2-5% de los adultos y hasta el 10-20% de los niños en todo el planeta.

¿Cómo podemos sobrellevar la dermatitis atópica?

Según la Asociación Española de Pediatría (AEPED), se deben evitarse todas las circunstancias y elementos que provocan prurito:

1. Calor, especialmente el producido por el aire caliente. En épocas de altas temperaturas es importante estar bien hidratado y que las prendas sean amplias. También debemos tener cuidado con la sequedad ambiental, además del contacto con lana, plásticos y algunas otras fibras.

3. En cuanto al exceso de agua y jabón, hay que buscar un término medio. Es preferible duchas cortas, con agua tibia y un gel de pH ácido.

4. Respecto a las medidas para evitar irritantes, se incluyen cuidados para disminuir el contacto con la piel de alimentos ácidos (tomate, cítricos, etc.), el cambio frecuente de pañales y un aclarado cuidadoso de la ropa.

5. Algunos alimentos ricos en histamina, en cantidades considerables y en niños muy sensibles, pueden agravar el prurito (fresas, frutos secos, mariscos, etc.). Igual efecto pueden tener algu nos medicamentos liberadores de histamina (ácido acetil salicílico, codeína) o vasodilatadores.

6. También hay que evitar situaciones de estrés, frustración, ira y temor, que pueden potenciar la aparición de la dermatitis atópica. Las situaciones de tensión son nocivas para aquellas personas que sufren esta afección e incluso tener presente en todo momento que padeces dermatitis atópica es muy negativo. Debemos asumir la enfermedad y tomarla como algo natural, siempre atendiendo a consejos que nos facilitan sobrellevarla.

Implicaciones psicológicas del acné y la dermatitis atópica

En líneas anteriores hemos hablado acerca de los problemas y soluciones que existen para el acné juvenil y la dermatitis atópica. Un adolescente está en continuo proceso de cambio, descubriendo el mundo y redescrubiéndose a sí mismo. Una afección como el acné puede ser un handicap a la hora de entablar relaciones sociales con los compañeros de colegio e instituto. No debemos alarmarnos nosotros más que ellos ante una afección pasajera que además no reviste gravedad. Es preciso que hablemos largo y tendido y les hagamos comprender que una buena rutina de limpieza facial es más que suficiente para sobrellevar el problema, además de visitas al dermatólogo para que puedan recetarle un tratamiento determinado. El acné, en la mayoría de los casos, dura un tiempo determinado, y ellos tienen toda una vida por delante. 

En el caso de la dermatitis atópica, puede impedir ciertas actividades o deportes, y, en circunstancias avanzadas, tiene implicaciones físicas más peligrosas, aunque nunca van a poner en riesgo la salud del menor. Los padres deben comprender los sentimientos de ansiedad y tristeza de sus hijos y ayudarles a asumir su enfermedad para que, aún teniéndola presente en hábitos e higiene, sea un problema menor dentro de un mundo lleno de oportunidades.

Pese a que el acné y la dermatitis atópica no son dos enfermedades graves, sabemos que sí pueden condicionar la vida de aquellas personas que las sufren. Un adolescente que se siente mal cuando se pone frente al espejo ya que tiene muchos granos o un niño que sufre irritaciones en la piel de manera continua necesitan toda nuestra atención. La piel habla por nosotros y es importante cuidarla, pero también tenemos que atender a nuestro interior. Un cuerpo en equilibrio es un cuerpo sano y por eso no podemos olvidar que cuerpo y mente son un todo. No te pierdas la Masterclass sobre cómo prevenir el acné y la dermatitis atópica en edad infantil.