El aumento incesante de las enfermedades crónicas y degenerativas - junto al envejecimiento progresivo de la población-  en los países desarrollados del mundo, constituye verdaderamente el gran reto que tendrá que afrontar la medicina  a lo largo del presente siglo XXI.

Cuidados y atenciones de los enfermos crónicos

A partir de los 60 años, es muy difícil estar completamente sano

Y ello es en gran parte debido a que se ha conseguido a través de los avances de la higiene y de la medicina prolongar la expectativa de vida humana, pero no se ha conseguido de igual modo asegurar la calidad de vida y salud que en las últimas etapas de su vida toda persona necesita para vivir con autonomía, plenitud, goce y dignidad.

 

En realidad, a partir de una determinada edad, es decir, a partir de los 60 años, es muy difícil estar completamente sano en el sentido estricto de aquel aforismo grecolatino   “Mente sana en cuerpo sano”.

 

Tanto es así que los expertos en salud natural dicen que muchas personas consideradas sanas son en realidad “sanos aparentes” o “enfermos latentes” o “solapados” e incluso cuando una persona se diagnostica como sana el diagnóstico es impreciso, limitado o está mal establecido.

 

Es verdad que el propio envejecimiento natural, la incidencia de una  predisposición hereditaria negativa, las  enfermedades contraídas  a lo largo de la vida, a veces mal o deficientemente  curadas, las contrariedades, el  desgaste, las preocupaciones, el estrés crónico, ambientes desfavorables,  etcétera  van mermando la salud, y van conduciendo a que la inmensa mayoría  de las personas mayores a partir de los 70 años de edad, o incluso antes,  padezcan pluripatologías  o múltiples enfermedades crónicas a la vez como la artrosis, arteriosclerosis, diabetes tipo 2, prostatismo, hipoacusia, alteraciones oculares, deterioro cognitivo, etcétera.

 

Y ello, va a tener una gran repercusión negativa sobre la salud y bienestar a lo largo de la vida de una persona.

 

¿Cómo se producen las enfermedades crónicas y degenerativas?

Las enfermedades crónicas y degenerativas no se producen como por arte de magia (de hoy a mañana) sino que necesitan un periodo de gestación de muchos años y de ahí  el problema  principal que acarrean  y  es que conducen a la larga a  una pérdida de la autonomía, independencia y autosuficiencia   personal,  lo  que quiere decir que muchas de las personas afectadas  se vuelven personas discapacitadas, dependientes con lo que ello  supone  de pérdida de calidad de vida, sobrecarga para los demás y  de gasto sanitario, de apoyo y rehabilitación.

 

Las enfermedades crónicas y degenerativas no se producen como por arte de magia

La enfermedad crónica y degenerativa hay que verla sobre todo como consecuencia de una conducta malsana de la persona que se ha apartado, de forma persistente y reiterada, de las normas que rigen la salud humana integral. También confluyen, por supuesto, como he dicho, la herencia genética negativa, la incidencia de un entorno físico y cultural desfavorables, y secuelas por traumatismos o accidentes.

 

En este contexto de las enfermedades crónico-degenerativas están las temidas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, Parkinson…  y se caracterizan por tener un componente genético muy manifiesto y por producir una gran dependencia en los pacientes que las padecen, lo que les origina una gran sobrecarga asistencial a los familiares y cuidadores que los atienden.

 

¿Qué medidas preventivas hay que adoptar?

La prevención de las enfermedades crónicas y degenerativas ha de hacerse desde un enfoque integral, abarcando todas las dimensiones de la naturaleza humana (dimensión corporal, psicológica, laboral, social, cultural y espiritual).

Se debería basar en los siguientes principios:

  1. Considerar la vida humana como un todo y un continnum imparable que desembocará irremisiblemente en la muerte del individuo, y no verla de una manera fragmentaria o parcial. En este sentido, se ha de entender, que la persona es la principal inductora y conductora del gobierno de su vida y como tal, la principal responsable del cuidado de su propia salud.
  2. La prevención ha de hacerse desde la gestación de un nuevo ser, adaptando la gestante todas las medidas preventivas que sean necesarias y cuidando rigurosamente su salud y la del nuevo ser, que va a nacer. La gestante ha de seguir un estilo de vida saludable en todos los sentidos (nutrición, ejercicio físico, reposo, revisiones ginecológicas periódicas, siguiendo los protocolos específicos). Estas medidas constituyen el primer frente para prevenir este tipo de dolencias.

  3. Cuidar la salud del neonato, lactante, infante… en todos los ámbitos necesarios (lactancia, vacunaciones, revisiones y seguimientos pediátricos…).
  4. Seguir adoptando medidas preventivas a lo largo de la vida de la persona (adolescencia, juventud, etapa de adulto, madurez, vejez…) en la línea de vivir bien con salud, y envejecer de una manera saludable y con éxito.

  5. En la etapa de adulto- sobre todo en los profesionales activos que tienen una alta responsabilidad- hay que afrontar algunos enemigos de la salud y que son inductores y productores de enfermedades crónicas y degenerativas como estrés crónico profesional, tecnoestrés, comidas malsanas, falta de ejercicio físico, falta de diversión y esparcimiento, falta de humor y creatividad, dormir mal, abuso del alcohol, del tabaco, del café, de ciertos medicamentos…

  6. En el arte de envejecer con salud y éxito habrá que adoptar medidas preventivas en el sentido de volver a contactar con la Naturaleza en forma de caminatas al aire libre (aire no contaminado), practicar senderismo, ciclismo, actividades deportivas, etc. según las limitaciones y preferencias de cada cual. Hay que restablecer imprescindiblemente los ritmos biológicos adecuados (paso fluido del sueño a la vigilia, de la tensión a la relajación, del trabajo al descanso, de la seriedad al humor… y viceversa).

  7. Hacer que los entornos de las personas sean lo más saludables posibles (combatir la contaminación atmosférica, contaminación acústica, contaminación de las aguas y de los suelos, de los alimentos, protegerse frente a los bombardeos de las ondas electromagnéticas perjudiciales.

  8. Fomentar el uso y disfrute de las estancias en los balnearios, centros termales, manantiales de aguas mineromedicinales, sanatorios de revitalización… que son inductores y productores de salud y motivan a los usuarios a desarrollar un estilo de vida saludable, y finalmente, contribuyen en prevenir ciertas enfermedades crónicas.

  9. Centrar la medicina en la persona, en su individualidad como paciente o enfermo, tratando que viva el mayor tiempo posible en su propia casa con las ayudas de profesionales, cuidadores, familiares, y el soporte técnico y tecnológico adecuados (teleasistencia, domótica, implantación de sensores y avisadores de alarmas en los domicilios…).

  10. Cuidar mucho el mundo psíquico y de las emociones positivas y de la alta autoestima de los pacientes e incorporar en suma, la psicología positiva en todos los ámbitos asistenciales y en la propia vida de los pacientes, pues ello contribuye enormemente en mantener un buen estado de salud física, mental y social en los mismos y, finalmente, también previene ciertas enfermedades crónicas.

  11. Incorporar poco a poco en la medicina práctica y rutinaria los avances de la genómica (medicina genómica). La medicina genómica – a través de test genéticos- puede aportar mucho en la detección precoz de indicadores y marcadores de las enfermedades crónicas y degenerativas. Asimismo, esta medicina, conocida también como medicina predictiva personalizada puede detectar debilidades y predisposiciones determinadas que pueden modificarse hasta cierto punto, con medidas preventivas y correctoras persistentes del estilo de vida malsano y equivocado en la persona afectada.

    Aparte del genoma se ha descubierto que existe un epigenoma, encargado de desactivar y silenciar ciertos genes desfavorables y ello se puede conseguir a través de influencias ambientales positivas y de la propia conducta saludable de la persona.

  12. No sólo hay que adoptar una medicina de prevención primaria, secundaria y terciaria, como es sabido, sino también- y ello es sumamente importante en las personas con enfermedades crónico-degenerativas y discapacitantes- una prevención cuaternaria que significa tratar de evitar daños, lesiones y perjuicios causados por la propia medicina y los médicos. Prestar especial atención a los daños producidos por la medicina defensiva y a la iatrogenia (daños producidos por los medicamentos).

La prevención de las enfermedades crónicas y degenerativas ha de hacerse desde un enfoque integral

Conclusión:

Como resumen- conclusión de lo que yo expongo en este artículo, como médico gerontólogo, sugiero las siguientes consideraciones:

  • Prestar mucha más atención a la medicina preventiva, gerontología preventiva (gerocultura), potenciando y activando al máximo las acciones preventivas en los Centros de salud y centros gerontológicos dedicados a ello. Se ha de fomentar la creación/ concienciación de una potente cultura de salud en la sociedad, haciendo que el gran valor de la salud plena e integral, prime frente a muchos otros valores sociales, económicos y materiales.
  • Fomentar la creación de Escuelas de salud, promotoras y educadoras para la salud ubicadas en los centros de salud, hospitales, barrios…, haciendo que los ciudadanos se hagan más partícipes y corresponsables en el cuidado de su propia salud, en unión con los médicos y otros profesionales sanitarios. Crear /fomentar la figura de pacientes expertos, propagadores referentes  del gran Bien de la salud en la sociedad.
  • Tratar de incorporar todos los avances técnicos y tecnológicos en la medicina práctica/ rutinaria provenientes de las nuevas tecnologías, telemedicina, robótica, cibernética, biónica, chips, implantes, etc. pero procurando siempre conservar el soporte biológico básico de la vida humana, y evitando la deshumanización!

Víctor López García

Médico gerontólogo

Enero, 2019