Si no sabes o te resulta difícil comunicarte con la persona a la que cuidas, aquí te mostramos algunos consejos para que vuestra comunicación sea la más fluida posible.
Las deficiencias en la capacidad comunicativa que pueda tener el dependiente repercuten en la posibilidad de transmitir y manifestar sus necesidades o de reaccionar ante el entorno.
En estos casos, el dependiente se encuentra con numerosas barreras que le impiden expresarse con normalidad y claridad con todas las personas que conviven a su alrededor, incluso consigo mismo.
Las barreras más frecuentes son:
- Falta de conocimiento de las necesidades y hábitos comunicativos de las personas con discapacidad, así como del lenguaje adecuado para dirigirse a ellas.
- Los estereotipos y representaciones simplistas que suscitan, muchas veces, actitudes negativas hacia ellos.
- El trato infantil a las personas con discapacidad.
- La aparición de personas con discapacidad provenientes de otros países que tienen otras lenguas puede constituir una nueva necesidad de adaptación.
- La falta de costumbre de hablar con personas con algún tipo de discapacidad puede provocar actitudes y gestos corporales que expresan sorpresa, curiosidad, disgusto, rechazo, distancia.
- No dirigirse directamente a la persona con discapacidad, sino a su acompañante o cuidador.
- El desconocimiento de gestos específicos y de nuevos comportamientos gestuales.
- Falta de cultura tecnológica en los colectivos de las personas con discapacidad.
- Dificultades para encontrar información al usar ciertos dispositivos que tienden cada vez a ser más sofisticados.
Cómo superarlas
Para poder saltar estas barreras existen diferentes modos y métodos que puedes utilizar, como dedicar el tiempo necesario para que el usuario se comunique, sin mostrarle impaciencia, desprecio o sensación de superioridad.
Hay que dirigirse a la persona a la que se cuida de una manera directa, sin intermediarios. Es recomendable no ofrecer nuestra ayuda en las respuestas, salvo que sea estrictamente necesario. También es bueno esperar a que el ofrecimiento sea aceptado antes de llevarlo a cabo.
La actitud con la que escuchamos o hablamos con el interlocutor muestra mucha información acerca del interés puesto en la conversación. Mirar de frente y a los ojos al dependiente, sin hacer otra cosa a la vez, tomar una actitud natural y evitar comportamientos que pongan de manifiesto su discapacidad, resultan de una importancia capital.
Si la situación lo requiere, es conveniente apoyarse en los sistemas complementarios a la comunicación verbal. El sistema más efectivo es el de la comunicación bimodal, que consiste en la utilización de algunos signos junto con el lenguaje oral. Tiene la estructura del lenguaje oral, pero la comunicación se realiza simultáneamente por voz y signos.
Es un sistema que facilita más el aprendizaje y la compresión del lenguaje. El empleo de signos, que van desde el empleo de la escritura, movimientos de las manos, e incluso determinadas acciones de contacto físico (abrazos, palmadas, caricias, etc), permite que tanto el cuidador como la persona cuidada puedan colmar satisfactoriamente sus aspiraciones comunicativas.