Café, es nuestra jerga, ahora a cualquier tipo de cita le llamamos café, da igual si del mundo asociativo, sala de espera o ingreso.

Yo empecé a " tomar café " hará unos 13-14 años en el hospital marítimo de Torremolinos, aunque ya llevaba tiempo en atención temprana. Recuerdo ese primer día de USMIJ; un grupo de madres nos mirábamos de reojo en el más absoluto silencio. Hubo algunas citas individuales y cuando quise darme cuenta estaba en el hospital de día con un grupo de iguales, primero citas quincenales, semanales... hasta llegar a 2-3 veces por semana. Eran sesiones de varias horas, siempre para los menores y en algunas ocasiones también para los papis.

Ahí empezaron los cafés, mientras los niños estaban en el antiguo edificio las mamis nos íbamos a una cafetería cercana, poco a poco nos hicimos confidentes. No había que disimular, todas sabíamos que significaba cada palabra que salía de la boca del resto, había tal vez más empatía y comprensión que de personas más cercanas. Se crearon lazos, y aquellos cafés nos hacían también de terapia. Las más veteranas aconsejaban al resto, les daban información de becas, de dependencia, de discapacidad... daban apoyo en todos los sentidos que se puede dar.

Ahora que estoy a unos días de dar un paso más, ahora que tengo a uno a punto de salir y al otro a punto de entrar, estoy haciendo balance del camino, y creo que todo empezó con un café.