Me llamo Fernando, aunque todos me conocen como Junior, y nací un caluroso 30 de julio de 2017 y tengo una enfermedad llamada Síndrome FoxG1.

Las palabras eran tu vida.

Soy “Profe” de Lengua y Literatura, eran tus primeras palabras al presentarte. Orgullosa golpeando con la palma de tu mano el pecho, con el cuerpo erguido, elevando levemente la barbilla, abriendo tus bellos ojos verdes, bella tal Romy Schneider como te llamaban tus amigas, pronunciando correctamente y con orgullo aquello que te definía... Tu profesión... Era tu pasión... Era tu vida.

Era diciembre del 2019 y no entendíamos aun como es que nos cambiaría la vida, lo veíamos como algo lejano, y al no tener tanta información, nos bastaban solo los datos que leíamos en las redes sociales: Wuhan era el epicentro de un "bicho" y de la ignorancia pasamos al temor de lo que se estaba multiplicando de forma inimaginable.

He soñado contigo. Caminábamos cogidas de la mano escalando un arcoíris. Rojo, naranja, amarillo, azul, violeta... Es curioso, antes hubiera pensado que era cursi. Ahora, el arcoíris se ha convertido en un símbolo.

Mi abuela fue una princesa atípica. No le gustaban los cuentos de hadas en los que apuestos príncipes acudían al rescate de su amada, así que afrontaba sus retos con ímpetu. 

Me presento. Las personas de la Residencia me conocen como “el principal”. Y no es que yo quiera destacar sobre los demás ascensores y montacargas de trote de la casa. Ni mucho menos. Pero es verdad, me han colocado donde me merezco estar. En el centro de la Residencia.

 “Cuidador”. Así decía mi primer contrato en los años 90 gracias a ti. ¿Te acuerdas? Escuchaste la noticia en Radio Zamora. Se convocaba una plaza de cuidador para el Ministerio de Educación y Ciencia. Me presenté y aprobé el examen, aunque no conseguí plaza. “El NO ya lo tienes”. Esa era la frase que utilizabas para animarnos a la hora de hacer algo.

Seguimos soñando - Relato para los Premios SUPERCUIDADORES 2021

Mi nombre es Carlos Amores y creo que mi mayor talento es hacer felices a los demás. Actualmente ocupo el puesto de animador sociocultural en Domusvi Alcalá. Visualiza el vídeo para conocer mi trabajo.

Mañana mi madre cumple 94 años. Estamos las dos viendo la tele, ella no oye bien y también yo estoy perdiendo oído. Pero este testimonio no va de explicar faltas, es un relato de resiliencia y superación.

Las palabras esfuerzo, tesón y trabajo pueden sonar vacías o no tener sentido si no conoces a ciertas personas a lo largo de tu vida. Conceptos que sabemos que están ahí, que existen, pero de cuyas dimensiones reales sabemos bien poco hasta que se presentan en un momento determinado. Para todas las personas que componen el movimiento andaluz de Daño Cerebral Adquirido, esas palabras se ven reflejadas en una persona, nuestra querida amiga María José.

Aunque haya pasado mucho tiempo ya, recuerdo vívidamente el pasado 16 de marzo del 2020. Ese día, mi vida dio un vuelco, tanto a nivel personal, como profesional.

“El envejecimiento de la población es uno de los mayores triunfos de la humanidad y también uno de nuestros mayores desafíos”.  La frase de la Organización Mundial de la Salud (OMS) bien podría representar el reto que supuso para las residencias seguir contribuyendo a vivir con salud desde el bienestar físico, mental y social pese a la pandemia por la COVID-19.

En Memoria de ¡María!

Mi experiencia como cuidadora inicia hace 7 años cuando me capacité para ser auxiliar de enfermería. Al obtener el certificado de cuidadora realicé la pasantía en la fundación IPCA de la Ciudad de Cuenca, Ecuador, donde al estar en contacto y apoyar en las necesidades de niños con discapacidades que me enseñaron que la vida es una sola, cuan hermosa es y cómo debemos atesorar el día a día. Esta experiencia me llevo a recordar anécdotas de cuidado de mis padres de crianza y como disfruto de esta profesión.

Perú en cualquier mes de 2018. María Lourdes después de muchas dudas y sobresaltos confirma que está embarazada de 2 meses, su precaria situación sentimental y laboral empañan la ilusión de ese pequeño corazón que empieza a latir…

Botella de cristal vacía, haciendo alusión al Alzheimer

Anuncian las hojas marchitas que el otoño esta aquí,

Luciendo sus colores ocres, pavoneándose de mí.

Zas; como golpe tras la puerta sus recuerdos desaparecen,

Integrantes Fundación REDMADRE

Embarazo inesperado: momento crítico para la mujer

Cuando el embarazo llega de manera inesperada, la mujer se enfrenta a un momento de crisis y experimenta emociones de muchos tipos que van a influir en la evolución del embarazo unas son positivas y otras negativas. En muchos casos La noticia del embarazo genera momentos de ansiedad muy desagradables. El embarazo puede verse como una amenaza para la vida, y las mujeres embarazadas harán lo que sea necesario para escapar del problema.

Emoticono sonriente

Soy de los muchos hombres y mujeres que nacimos en la década de los 60, los llamados “baby boomers”, y que ahora también rondamos los 60 años. Muchos de nosotros nos encontramos en la también llamada “generación sándwich”, ya que por un lado tenemos a nuestros hijos a cargo y también tenemos, con suerte, el poder seguir disfrutando de nuestros padres. En mi caso, mi padre falleció en 2020, con casi 85 años y todavía tengo la fortuna de tener a mi madre, con bastante salud a pesar de que va a cumplir 84 años.

Madre e hija paseando, protagonistas del relato

Sara no podía imaginar cómo diecinueve letras iban a cambiar su vida tan radicalmente cuando fue al hospital a recoger los resultados de una resonancia magnética pero el papel que le entregaron contenía un diagnostico: Síndrome Dandy-Walker.

Madre e hija, protagonistas del relato

La mayoría de las veces es muy difícil iniciar un texto, realizas varios intentos y no siempre quedas satisfecho a la primera, pero para ser cuidador familiar como es mi caso, no fue difícil, fue fácil, espontáneo y podría decirse que hasta entusiasta.

Mujer cabizabaja

Ante todo quiero dar las gracias a mis abuelos, por ellos vi cual era mi verdadera vocación.

Pedro, protagonista del relato

En mi familia somos cuatro, a mi marido le dio un Ictus en enero del 2016. Antes de este gran surco éramos una familia normal. Se crean gestos de amor, comprensión, confianza y cariño en el día a día de cualquier familia.

Patrocinio Olivas, protagonista del relato

Tuve la inmensa fortuna de compartir el cuidado de mamá; una anciana de 95 años, quien gozó de salud y calidad de vida al ser autosuficiente, hasta que fueron mermando sus capacidades físicas y mentales.

Madre con su hijo en su regazo, protagonistas del relato.

Los seres humanos tendemos a la realización personal, fruto de la construcción de lo que recibimos de la sociedad. A conquistar los sueños que nos llevan a sentir que somos importantes, que podemos generar riqueza y que podemos influenciar en otros, y tal vez es así, yo era de esa corriente donde lo material, lo social y la evidencia era importante para comprobar gestión de vida, hasta que un día…

Cuidadora con uniforme de enfermera, protagonista del relato.

Marzo 2020 el mundo se suma en un caos apocalíptico, un bichito está consumiendo a los seres humanos y por ende a su economía. Miles de personas fallecen y otras son ingresadas en diversos centros hospitalarios o residencias.

Padre e hija en fotos antiguas, protagonistas del relato.

Cierro los ojos y me veo en un rincón de la sala de espera del hospital. Llevo una semana sin moverme porque eres la única persona que ha sobrevivido a un infarto masivo y dicen que eres el más grave de todos los pacientes, porque no te funcionan ni los pulmones ni el corazón. Me han dejado verte un ratito y tu rostro se pierde en el amasijo de cables que horadan tu cuerpo para conectarse a las siete máquinas que emiten pitidos desconocidos y monótonos que hoy, cuatro años después, todavía no he logrado olvidar.

Protagonista del relato con mascarilla, delante de un hospital.

Suena el teléfono por la mañana, aparece en pantalla un número desconocido. Al desconocer de quien se trata escucho antes de dirigirme a la persona que está al otro lado de la línea. Sentado cerca de la ventana, que el aire corra; mientras, se dirige hacia mí una mujer desconocida, ella dice ser la pareja de la persona que he atendido durante varios días.

Voluntario mayor, con una niña en la Fundación Infantil Ronald McDnald.

Soy voluntario de la Fundación Infantil Ronald McDonald en la Casa Ronald McDonald de Málaga desde hace algo más de un año. Me siento feliz y orgulloso de pertenecer al “pedazo” de Equipo de Voluntarios que magníficamente dirigido y coordinado llena de Vida diariamente la Casa.

Carmencita muy sonriente, protagonista del relato.

-¿A quién esperas tan temprano?-A alguno de mis hijos-, me responde Carmencita.

Terapeuta ocupacional acompañando a una persona mayor.

Miedo, incertidumbre, tristeza, pesar, equivocación, bache, desconocimiento, ira… Todos estos sentimientos son los que me invadieron aquel 16 de septiembre del 2008 cuando me plantaba ante la facultad de Terapia Ocupacional Talaverana. Me quedé con un recuerdo, una carrera no te cambia la vida si no lo que viene después.

Frases motivacionales

¿Cómo he llegado hasta aquí? Posiblemente por vocación. Después de pasar toda mi vida laboral trabajando en administración de empresas, con 52 años decidí que mi vida necesitaba un cambio. Que el ayudar en algo a los demás era lo que me apetecía. Y me puse manos a la obra.

Protagonistas del relato, juntos y felices.

Miró a su mujer a la cara, surcada de arrugas, y con inmenso amor en sus ojos le dijo: “Bonita mía, ¡cuánto te amo!”. No fueron sus últimas palabras, aunque casi, porque ya pronto dejaría de hablar y al poco tiempo subiría al cielo junto a sus padres y hermanas.

Conductora del Centro de Día abrazando a una persona mayor.

Hace catorce años no sabía la gran suerte que iba a tener en la vida, cuando me ofrecieron trabajar con personas usuarias con algún tipo deterioro cognitivo como por ejemplo Alzheimer, y digo esto, por lo que en un principio era un trabajo más se ha convertido en mi modo de vida.

Protagonistas del relato en un restaurante, felices.

No resulta fácil resumir mis vivencias como cuidador de mi esposa en 700 caracteres, aunque lo intentaré.

Familia, protagonistas del relato.

Les voy a contar una breve historia de una familia de robles fuertes y valientes que demostraron, en su peor vivencia terrenal, estar más unidos que nunca, donde cada uno apoyó y ayudó de la mejor forma que pudo y que dentro de las diferencias que cada uno podía tener, pudieron proporcionar su granito de arena.

Protagonistas del relato, sonrientes y felices.

Son Navidades de 2018, la persona más importante de mi vida vuelve a Valencia tras varias semanas sin estar juntos y manteniendo por aquel entonces una relación a distancia por motivos laborales. Todo apuntaba a que iban a ser unas navidades especiales, todos juntos, pero fue el punto de inflexión que cambió mi forma de ver la vida para siempre y sé que la suya también.

Blanca, protagonista del relato, sonriente.

La historia comienza una noche al recibir una llamada. Mamita estaba delicada y mi hermana quería que viajara con ella. Al llegar y asomarme a la ventana de la casa, vi una imagen tan diferente a la mamá que salía con los brazos abiertos a recibirte. Encontré a una niña pequeña de mirada triste, desubicada. Era el reflejo de aquellos ojos azules picarescos, pero algo no estaba bien en su salud.

Protagonista del relato

¿Qué significa cuidar a los demás? ¿Qué valores puede dar a tu vida el cuidar a otras personas? ¿Te puede cambiar la vida que alguien dependa de ti para algo tan simple como comer?

Pancarta que pone "Ánimo a tope, un día más es un día menos".

En mi trabajo comparto las horas con personas que tienden su mano buscando ayuda, veo esos ojos tristes que reclaman mi atención, toco esos cuerpos lastimados que requieren cuidados, escucho esas palabras salidas a borbotones, observo esa miradas perdidas, acompaño ese deambular sin rumbo fijo, pero cada mañana al llegar a mi puesto de trabajo, cuelgo en la taquilla mi mochila, con mis preocupaciones y vicisitudes de la vida, me enfundo mi traje de trabajo y lleno los bolsillos de herramientas como la alegría, la paciencia, el optimismo, la honestidad y la empatía, que me permiten atender a cada persona en su integridad física y cognitiva.

Madre e hija soplando las velas en un cumpleaños.

Hace 12 años que empecé a cuidar de mi madre. Cada día bajaba en tren a su casa, desde Hostalets de Balenyà a Barcelona. Al principio fue muy duro, ni ella ni yo sabíamos nada de esta enfermedad llamada Alzheimer.

Trabajadora social con una persona mayor en una consulta.

Estudié Trabajo Social con la inocencia y la arrogancia de querer cambiar el Mundo. Quería conseguir la Paz Mundial, la erradicación de la pobreza y la igualdad entre todas las personas, por eso ante la pregunta de un profesor el último año de carrera de en qué queréis trabajar, yo contesté; “me da igual el sector, pero no con mayores”, ya que creía (inconsciente de mi) que ahí no se podría cambiar nada, más la vida me llevó a trabajar en un centro de día, donde comprendí lo equivocada que estaba.

Cámara de fotos

Toc toc (llaman a la puerta)

- ¿Se puede? Ya me voy, cielo. Que pases buena tarde, te veo mañana. Te quiero - Esa es la bonita forma de despedir el día que tiene Martina.

Manos sujetando una mascarilla quirúrgica.

Soy mujer, hija, madre, compañera, amiga, hermana y enfermera. Mi vida ha estado enmarcada en el cuidado a los demás, a los otros íntimos y no tan íntimos, pero siempre el cuidado. Tengo casi 60 años y he caminado mi vida tendiendo la mano a los demás para que se apoyaran en mi en sus momentos de silencios, de soledad, de enfermedad, de tristeza. He caminado mi vida siendo el bastón de apoyo de muchas personas, en sus momentos de déficit personal tanto en lo físico como en lo emocional.

Mujer y niña frente a un atardecer.

Más que nunca nos sentimos ante una tremenda incertidumbre. Y esa incertidumbre es aún mayor cuando afecta a la salud y a la familia. Estamos muy pendientes de que nuestros padres o madres, hijos, abuelas... estén siempre bien y que la salud no les falte.

Paloma, protagonista del relato, sonriente trabajando en un Centro de Día.

Algunas veces creo que todos tenemos un don, algo que nos hace especiales, y creo que en mi caso la palabra CUIDAR me define bastante bien.

Nietos con su abuela, protagonistas del relato.

Hace un poco más de cuatro años, precisamente dos días antes del Día de la Madre, dejaba este plano terrenal una persona que tanto a mí como a mis dos hermanas nos dejó no sólo enseñanzas, sino innumerables recuerdos que hasta hoy, al menos en lo personal, conservo.

Mujer caminando por la playa.

En el año 2000 una joven de veinticuatro años acababa su carrera universitaria, comenzaba su andadura laboral y estaba a punto de sacarse el carné de conducir. Le encantaba el deporte, el baile, las aventuras en la montaña y charlar horas y horas con los amigos y viajar.

Pilar con sus dos hijas, Teresa y Candela.

Mi nombre es Pilar y tengo 37 años. Cuando me quedé embarazada de Candela no hubiera imaginado que parte de lo que soy se quedaría congelado por un tiempo. Que parte de lo que he construido con mucho esfuerzo y trabajo se quedaría a un lado del camino, hasta que mi propio camino de la vuelta a ese lugar y empiece de nuevo.

Aurora en un bar

Aurora, mi madre, de 87 años, una mujer frágil, con una insuficiencia cardiaca, venosa y artrosis generalizada, muy controlada desde la dieta y el ejercicio físico de forma periódica. Pero con unas ganas grandes de vivir en continua batalla para que el coronavirus no entre en su organismo.

Manos entrelazadas

Te busco. En las manos de mi hijo, en las mías propias siempre con las uñas largas, como tú las llevabas, en los rizos de mis hijas, en la sonrisa de tu hermana, en los andares de las mías.

Isabel, protagonista del relato

Desde el año 2001 he estado cuidando de ella, a la que al operar de la cadera le provocaron una parálisis del tibial anterior, eso le hizo entrar en depresión durante el resto de su vida.

Mari Cruz en rehabilitación

Ángel es el apodo que los compañeros de batalla de Grupo 5 CIAN pusieron a Mari Cruz cuando ingresó en el centro. Un soplo de aire fresco, de alegría y de positividad, tan necesarios cuando te estás recuperando de algo tan duro como un ictus. Incluso María, la fisioterapeuta que la valoró cuando llegó al centro, afirma que “cuando ingresó en CIAN, no podía ni incorporarse ni mantenerse sentada. Pero fue verla llegar, tumbada en la cama, y ya con una sonrisa. Nos lo puso muy fácil”.

Protagonista del relato y cuidadora familiar.

Me presento, soy Raúl López López y guardo una relación tanto personal como profesional con el tema de los cuidados. La historia que voy a relatar es la segunda parte de una anterior enviada a participar en las primeras versiones de los Premios SUPERCUIDADORES. Este segundo relato, por un lado, sigue la historia de una persona mayor, mi madre, que ha cuidado de una persona dependiente, mi hermano, con una minusvalía y discapacidad desde el nacimiento hasta su muerte. Y segundo, es un intento de visibilizar como la familia y concretamente las mujeres, como tantas cuidadoras que hoy en día existen, dan comienzo a una nueva etapa de cuidados, que permite acercarnos a una realidad cada vez más frecuente en nuestra sociedad en un contexto pos-pandemia Covid-19.

Informe "Fragilidad de las Instituciones de Cuidado a la Vejez ante el COVID19"

La cohorte de edad que más ha padecido el covid-19 en términos de mortalidad ha sido la de los adultos mayores. Además, una gran mayoría de los fallecidos de esa edad vivían en residencias de mayores. La pandemia ha puesto de manifiesto la fragilidad de las personas mayores, pero especialmente del sistema de cuidados de larga duración. Los centros residenciales han evidenciado múltiples carencias y al mismo tiempo, se observaron interrupciones en otros tipos de servicios como centros de días o los servicios domiciliarios que también sufrieron las consecuencias de la insuficiente resiliencia de los recursos humanos dedicados a los cuidados.

Nora y su familia en la costa.

Hola, soy Nora tengo once años. De pequeña tuve leucemia, pero gracias a eso me he dado cuenta de que tengo a los mejores cuidadores del mundo. Son únicos y diferentes entre ellos y entre todos los cuidadores. Son mis padres y mi hermano mayor, Gael, de 14 años. Creo que son como superhéroes y que cada uno tiene un superpoder.

Psicóloga, trabajadora, de un Centro Residencial

Viviendo una montaña rusa de emociones. Y no me quejo, entera y estable, muy estable. Pero humana.

Madre con su hijo, con Síndrome de Down

Hacía calor en el mes de julio cuando empezaron las contracciones; en el Hospital supe que algo iba mal cuando unas caras serias de médicos y matronas dijeron que me preparasen urgentemente para cesárea, era de noche y tenía miedo.

Hermanos, protagonistas del relato.

Recuerdo como si fuera ayer…y ya han transcurrido 19 años, el día que mi hermano me llamó para que fuera con mi madre al hospital, nos tenía que dar un resultado, le había salido un bulto en el cuello y no sabíamos a qué podría deberse…el diagnóstico fue impactante…LEUCEMIA.

Madre con su hijo en silla de ruedas, protagonistas del relato.

Cuando me quedé embarazada, poco imaginaba como acontecería mi vida unos años después. Nunca me arrepentí de haber traído a este mundo a Adrián porque, para ser sinceros, a pesar de lo duro que es, es lo que me ha hecho ser la persona que actualmente soy, con todo lo bueno y todo lo malo.

Cuidadora con la persona a la que cuida.

Al llegar a una casa, la primera impresión que tenemos puede ser acertada o no, sin importar mucho esto, asumimos de manera responsable el cuidado de una persona, una persona que con el tiempo se va volviendo parte de nuestros días, parte de nuestras preocupaciones, alegrías, logros, aciertos y quizá desaciertos inesperados.

Cuidadores con María, persona a la que cuidan.

El objetivo de este relato es reflejar todo el amor y cariño que se puede tener a una persona, aunque no sea de tu sangre, de tu familia, a la que se cuida, se respeta y admiran sus valores.

Abuelo con su nieta.

Érase una vez un abuelo bondadoso, deseoso de intervenirse de un hallux valgus que tanto le incordiaba y atormentaba. Tras realizar las pruebas preoperatorias pertinentes, llegó el gran día. Por fin podría calzarse sin necesidad de tener que quitarse los zapatos en el coche antes de llegar a casa o de tener que mirarse desconcertado, el eterno 'dedo rojo'.

Cuidadora con la persona a la que cuidaba.

Jamás pensé que me gustaría tanto dedicarme a esta profesión. Recuerdo que hace años me dijeron en una entrevista que valía para la atención al público y que explotara ese potencial.

Abuelo con sus nietos pequeños, protagonistas del relato.

- ¿Por qué el abuelo ya no juega conmigo?- Preguntó la pequeña Ana. Héctor, su hermanito, la miraba risueño moviendo sus mofletes de bebé.

Operador de Teleasistencia Domiciliaria

13 de marzo de 2020, España cierra. Todo el mundo está en casa y el país se paraliza. Madrid se apaga. Se acaban los atascos, el transporte público no tiene ocupación, calles desiertas, parques solitarios, colegios sin niños, carreteras sin luces de coches, parece un apocalipsis zombi. Una película de terror. Como si el mundo se hubiera acabado.

Madre e hijo, protagonistas del relato.

Nunca imaginé que la vida me haría el mejor regalo, ser cuidadora de un gran dependiente, mi hijo. Y pensareis… ¿cómo puede decir que es un regalo si su hijo no puede hacer nada por sí mismo?

Grupo de Autoayuda, integrado principalmente por mujeres.

Son las 11:00 de la mañana, van llegando son puntuales, se sientan en la sala de espera de mi consulta, esperando que sea la hora para pasar a la sala dónde nos reunimos, se saludan, aquí ya empiezan a acompañarse, comienzan a compartir, se interesan y se preguntan qué tal han pasado la semana.

Madre e hija, protagonistas del relato.

Soy Ana Suárez, madre y cuidadora de una adolescente con gran discapacidad, y he elegido transformar mi vida al amparo de su existencia, circunstancias y compañía.

Familia, protagonistas del relato.

Mi nombre es Elena, tengo 36 años, soy de valencia, casada con 2 niños de 4 y 6 añitos. Desde mi infancia he sido una niña muy enérgica, inconformista, luchadora y con gran capacidad para afrontar los problemas que han ido surgiendo a lo largo de mi vida.

Madre e hija, protagonistas del relato.

Hace un par de años mamá enfermó a finales del mes de marzo; corría el año 2019 y recién había cumplido 88 años en febrero. De los cinco hijos que vivimos cerca de ella no habíamos notado nada pues aún nos decía que podía vivir sola y eso bastó para nosotros.

Familia jugando a juegos de mesa.

Aquel día mi mundo saltó por los aires, ya nada volvería a ser igual, ya no podría volver a mirar las cosas de la misma manera. Ahora, unos años más tarde, sigo sentada en el filo de ese abismo infinito en el que decidí instalarme.

Manos agarrándose, protagonistas del relato.

Cuando decidí dejar mi piso y mi trabajo para cuidar de mi madre, lo primero que sentí fue vértigo, lo segundo miedo, y por último una oportunidad para que sus últimos años sean maravillosos. Pese a las numerosas discrepancias de amigos y familiares, que me decían que con veintinueve años me tenía que centrar en otras cosas, no cedí, y es la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo.

Persona mayor, posiblemente en la que se inspire el relato.

Leí una vez en las redes sociales que “el orden de los recuerdos no altera el olvido”.

Retrato familiar

Me desperté ausente, melancólico y destrozado. Mis lágrimas envolvían de dulce recuerdo mi nostálgico pasado. ¿Quién dijo que el pasado siempre fue mejor?, a veces, depende, por etapas. Pero no cabe duda que cuando envejeces y se instalan las enfermedades en tu cuerpo, deteriorándose las neuronas y células en el mismo, arrugándose la piel, sin poder movilizarte, con triste mirada…, todo cambia”.

Cintia y su marido

Hola, soy Cintia y a mis 23 años, soy cuidadora principal de mi marido por su discapacidad causada por su enfermedad crónica y su dependencia severa de grado II.