Estaba sentada en el sillón. Se había quedado dormida después de la comida y ahora tocaba el café, pero esperé un poco y la observé.

Me llamo Fernando, aunque todos me conocen como Junior, y nací un caluroso 30 de julio de 2017 y tengo una enfermedad llamada Síndrome FoxG1.

Las palabras eran tu vida.

Soy “Profe” de Lengua y Literatura, eran tus primeras palabras al presentarte. Orgullosa golpeando con la palma de tu mano el pecho, con el cuerpo erguido, elevando levemente la barbilla, abriendo tus bellos ojos verdes, bella tal Romy Schneider como te llamaban tus amigas, pronunciando correctamente y con orgullo aquello que te definía... Tu profesión... Era tu pasión... Era tu vida.

Era diciembre del 2019 y no entendíamos aun como es que nos cambiaría la vida, lo veíamos como algo lejano, y al no tener tanta información, nos bastaban solo los datos que leíamos en las redes sociales: Wuhan era el epicentro de un "bicho" y de la ignorancia pasamos al temor de lo que se estaba multiplicando de forma inimaginable.

He soñado contigo. Caminábamos cogidas de la mano escalando un arcoíris. Rojo, naranja, amarillo, azul, violeta... Es curioso, antes hubiera pensado que era cursi. Ahora, el arcoíris se ha convertido en un símbolo.

Mi abuela fue una princesa atípica. No le gustaban los cuentos de hadas en los que apuestos príncipes acudían al rescate de su amada, así que afrontaba sus retos con ímpetu.