Entrevista a Javier Gómez Martín

Javier Gómez, presidente de AMADE, la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia, ha hablado con nosotros para darnos su punto de vista sobre la Ley de Dependencia y la figura del cuidador.

  • ¿Cómo de efectiva considera que ha sido la Ley de Dependencia?

La Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia nacía para reconocer el derecho subjetivo de las personas dependientes a ser atendidas por las Administraciones Públicas. Un importante avance social en una sociedad evolucionada, concienciada y comprometida con la protección y el cuidado de sus miembros más vulnerables. Y creo que después de ocho años de desarrollo de Ley, cuya plena vigencia se alcanzará en julio de este año con la incorporación de todos los dependientes de Grado I, ese derecho se habrá consolidado.

  • ¿Cuáles han sido los puntos fuertes de esta Ley? ¿Y los débiles?

Estratégicamente creo que ha sido determinante contar con una importante red de centros y servicios sociales dependientes de las administraciones locales muy desarrollada en líneas generales y con una gran capacidad de intervención social.

Por otro lado, el enorme esfuerzo llevado a cabo por parte de todos los agentes sociales en hacer efectivos los derechos de las personas dependientes, tanto desde un plano económico, con relación a la generación de una mayor cantidad de infraestructuras, de servicios y de prestaciones, como normativo, con relación a incorporar un nuevo sistema a las diferentes políticas sociales.

Entre sus puntos débiles, y desde un precipitado planteamiento inicial cargado de tintes políticos, su deficiente financiación, carente de modelo y a tono con sus desatinadas previsiones iniciales; la complejidad del propio sistema y su difícil inserción en las diferentes políticas sociales establecidas en las Comunidades Autónomas. Y la indefinición sobre aspectos fundamentales del mismo que, de inicio y por principios, deberían haber presentado un criterio único y homogéneo en coherencia con su carácter universal.

  • ¿Piensa que las empresas privadas deberían cubrir los servicios a donde no llega la Administración?

Sin duda alguna. Lo verdaderamente importante, y lo único que cuenta, es que las personas que tienen reconocida una situación de dependencia estén atendidas.

Y tenemos que contar con que nuestra sociedad está envejeciendo progresivamente, cada vez hay más personas mayores, lo que previsiblemente conllevará una mayor demanda de servicios relacionados con el cuidado y la atención.

La colaboración público-privada de los servicios de cuidado y atención permite la sosteniblidad del sistema

En el peor de los escenarios económicos y sociales conocidos, nuestro sector se ha posicionado como actividad económica y potencial generador de empleo estable, capaz de incentivar el ahorro del gasto público a través del uso eficaz de los recursos sociosanitarios existentes. Y, simultáneamente, de generar una serie de importantes retornos fiscales para las Administración Públicas a través del trabajo y la inversión.

Por tanto resulta primordial avanzar en un marco claro, estable y sostenible, de colaboración público-privada, que, sin duda alguna desde el diálogo y el consenso de todos los agentes sociales, contribuirá al desarrollo, la viabilidad, y la sostenibilidad del sistema.

  • ¿Qué problemas puede generar una población envejecida como la de España?

No pasa desapercibido para ningún agente social que el principal problema que se plantea será contar con población suficiente para sostener el gasto de sus generaciones más ancianas.

Según los expertos, los principales riesgos, que los hay, tanto en el sistema de pensiones o los cuidados de larga duración no se deben al envejecimiento, sino a la falta de actividad económica, de crédito o la ausencia de políticas de empleo.

  • El cuidador ¿nace o se hace?

De alguna manera el hombre nace con una necesidad de cuidar, de amparar, de velar por alguien o por algo. Y también, pero en diferente medida según cada persona, de unas capacidades más o menos limitadas para hacerlo. Y ocurre que en ocasiones esa necesidad arraiga en algunas personas y termina convirtiéndose en vocación de servicio.

También es verdad que en ocasiones, la voluntad se subyuga a la necesidad, y la vida te obliga a convertirte en cuidador. A ese rol estamos habituados y lo aceptamos, porque forma parte de nuestra idiosincrasia, porque es parte de nuestro legado cultural.

A veces la vida te obliga a convertirte en cuidador y aceptamos ese rol porque es parte de nuestro legado cultural

No obstante para ser cuidador, al menos profesional, no vale solo con tener vocación de servicio, también es necesario adquirir las destrezas que capacitan a la persona a proporcionarlo.

  • ¿Qué opina de la formación online?

Sinceramente tengo que reconocer que mi falta de experiencia en este tipo de formación no me permite establecer ningún juicio de valor ni ser objetivo.

Creo que el avance imparable y continuo de las nuevas tecnologías, un incremento exponencial en el número de usuarios de red, unidos a una serie de cambios de paradigma operados en nuestro propio modelo organizativo social, hacen que la demanda de modelos de formación online, como alternativa a los sistemas tradicionales de formación, sean toda una realidad. Y por tanto, una necesidad y un nicho importante de mercado.

En cualquiera de los casos en AMADE, desde la experiencia que nos proporcionan muchos años trabajando para impulsar la formación continua entre nuestras empresas y nuestros trabajadores, abogamos y abogaremos por una formación de calidad. El canal formativo puede ser algo secundario y circunstancial siempre que se dé ese requisito.

  • Si necesitase contratar a un cuidador profesional para que le ayudase en el cuidado, ¿qué requisitos debería cumplir?

Como mínimo que contase con la cualificación profesional deseada y prevista en la Resolución de 2 de diciembre de 2008, de la Secretaría de Estado de Política Social, Familias y Atención a la Dependencia y a la Discapacidad, por la que se publica el Acuerdo del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, sobre criterios comunes de acreditación para garantizar la calidad de los centros y servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia.