Un anciano frágil tiene riesgo de acabar siendo discapacitado. Por eso los investigadores pretenden descubrir sus puntos débiles y reforzarlos para evitar la Dependencia. El geriatra Leocadio Rodríguez Mañas nos explica estos trabajos y cómo prevenir la fragilidad.
Los especialistas en Geriatría señalan que para los sistemas de protección social resulta muy caro tratar a pacientes discapacitados, no a pacientes ancianos. Es una buena razón para insistir en cuidar a los ancianos en situación de fragilidad. Definir dicha situación puede contribuir a evitar la Dependencia.
En este empeño se encuentra el doctor Rodríguez Mañas, Jefe de Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe, profesor universitario e investigador. Su equipo está trabajando, entre otros campos, en la detección del anciano frágil. “El anciano frágil está en riesgo de desarrollar discapacidad o de empeorar lo que ya tiene”. La fase previa a la discapacidad “permite intervenir y evitarla, porque una vez que aparece es muy difícil revertirla”.
De hecho, como añade Rodríguez Mañas, “hay estudios que dicen que la discapacidad solo se puede revertir a la situación previa en torno a un 30%. El 70% restante, o solo se revierte en parte, o no se revierte en absoluto”.
En este sentido, se ha avanzado mucho en las últimas décadas. “Hace unos 20 años, la Geriatría era lo que se llamaba Geriatría protésica. Se esperaba a que el anciano tuviera una discapacidad y entonces se trataba. Ahora vemos cómo realiza determinadas tareas”.
“Se siguen evaluando factores como si el anciano puede vestirse solo, o lavarse… pero también se miden factores más precoces como la velocidad de la marcha, la fuerza de prensión, el tiempo que tarda en levantarse cinco veces de una silla… es decir, qué capacidad de hacer tareas tiene”.
Este control “enciende las alarmas cuando esa velocidad de la marcha baja de un dintel, cuando la velocidad para levantarse de una silla baja de un dintel…”. Son factores que indican que un anciano es frágil”.
Por encima de 75 años, evaluación anual
Para detectar esta fragilidad, Rodríguez Mañas recomienda que las personas entre 65 y 75 años sean evaluadas una vez al año si tienen una o varias de estas enfermedades: diabetes, bronquitis, deterioro cognitivo, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca o artrosis. “Y por encima de los 75 años, todo el mundo”.
Esta recomendación se sigue poco en la sanidad española “por muchas razones. La primera es la no muy buena formación que hay en Geriatría entre los médicos”.
Los especialistas se quejan de que los alumnos de medicina apenas reciben formación en Geriatría, pese al envejecimiento progresivo de la población. “El 80 por ciento de los alumnos no ha tenido ni una hora de formación en Geriatría en toda la carrera”.
“Y lo más seguro, con dos tercios de probabilidad, es que cuando ese alumno esté en su consulta y diga `el siguiente´, aparezca un anciano. Y no solo en atención primaria. La inmensa mayoría de los pacientes quirúrgicos son mayores de 65 años”.
Factores de riesgo en pacientes frágiles
Estos factores, como especifica el doctor, “están en investigación, porque no están definidos. Pero hay pistas. En cuanto a estilo de vida, cuanto más sedentario eres, más posibilidades tienes de desarrollar fragilidad cuando envejeces”.
Tiene muy claro el mejor consejo para cualquier mayor: “si me preguntaran una única cosa para prevenir la fragilidad, una sola, diría, muévete. No digo haga deporte, que es otra cosa, pero sí mantenga actividad física regular. Al menos, un paseíto, no a paso trotón, sino vivo. Y si me preguntan qué es paso vivo, sería cuando uno va a una reunión con el jefe y llega tarde. Rapidito. Tres cuartos de hora al día. Eso facilitaría mucho la prevención de la fragilidad”.
“Hay un componente genético”, reconoce, “porque hay gente que con 95 años está fenomenal, y hay gente a la que le cuesta más. Sobre el componente genético no se puede actuar, pero no supone más de un 20 o 25 por ciento”.
“Y luego está la enfermedad crónica. No está claro cómo interactúa la enfermedad crónica con el proceso de envejecimiento para llevar a la fragilidad, pero algún papel tiene. Sobre todo las seis enfermedades (diabetes, bronquitis, deterioro cognitivo, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca y artrosis) que sí que condicionan la fragilidad ”.
Marcadores Ómicos
El doctor Rodríguez Mañas trabaja también con nuevas metodologías "ómicas". “Una de las cosas más modernas o chic dentro de la medicina son las denominadas `ómicas´: la genómica, la metabolómica, la proteómica… ¿Qué son las `ómicas´? Habitualmente, lo que uno hace fotos fijas de cada cosa. Yo determino la glucosa, luego determino el ácido úrico…”
“Pero parece que se pueden identificar patrones que afectan a 15, 20, 35 parámetros, que definen ciertas situaciones de salud o de enfermedad. Ya no miro cómo está la glucosa. Sino que miro la glucosa, la gh, el ácido úrico, todo junto”.
“Con esa información hago un metaboloma, que indica cómo está el metabolismo en determinadas condiciones, por si hubiera alguna configuración en ese metaboloma que revele que se trata de personas frágiles, en riesgo de ser frágiles o de discapacitarse”.
“Y esto mismo se aplica al proteoma, es la proteómica, al genoma en la genómica, al sinaptosoma en la sinaptosómica…”
“En nuestro proyecto Frailomic intentamos hacer una huella integrando factores de la metabolómica, de la genómica, de la proteómica… junto a marcadores tradicionales, inflamatorios, en las hormonas tiroideas, y junto a factores antropomórficos: el peso, la talla, la velocidad de la marcha…”.
Con todo ello se pretende “identificar de una forma más estricta a las personas que tienen riesgo de ser frágiles o a aquellas que, siendo frágiles, tienen más riesgo de hacerse dependientes. El objetivo último es prevenir la discapacidad, que es de lo que se trata”.
Trabajando en este ambicioso proyecto están 20 grupos de investigación internacionales. “La Unión Europea nos ha dado 12 millones de euros, y participa la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
Rodríguez Mañas destaca que, si este programa se concluye con éxito, podría incluso cambiar la práctica habitual de la medicina. “Porque por primera vez daríamos a los médicos instrumentos para detectar quién es y quién no es, y quién tiene riesgo y quién no tiene riesgo de ser frágil o dependiente”.
En España, según el estudio de cohorte de Toledo publicado en 2011 por Francisco José García García en el Journal of Nutrition and Healthy Ageing, aproximadamente el 10 por ciento de la población mayor de 65 años es frágil. El 40 o 45 por ciento es prefrágil; y el 50 o 55 por ciento restante es robusto".