Dermatitis atópica en niños

¿Sabemos realmente qué es la dermatitis atópica? Se trata de una enfermedad crónica de la piel, que se manifiesta con lesiones cutáneas que producen picor e incomodidad a quienes la sufren. Puede afectar tanto a adultos como a los más pequeños de la casa. De hecho, suele ser más frecuente en los primeros años de vida y tiende a remitir conforme crecemos, con cuidados y tratamientos adecuados.

¿Cuáles son los síntomas de la dermatitis atópica?

La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) nos propone una serie de síntomas que podemos diferenciar a la hora de hablar de dermatitis atópica: 

  1. Eccema o eczema: corresponde a la irritación de la piel, enrojecimiento (eritema) e inflamación (edema) y aparición de vesículas que pueden romperse por el rascado y salir líquido de las heridas (exudación).
  2. Prurito: picor que puede ser intenso y que puede llegar a ser tan molesto que afecta el sueño del niño provocando intranquilidad e irritabilidad. Este picor es típico de la dermatitis atópica y permite distinguirla de otras enfermedades de la piel que se asemejan a ella pero no presentan prurito.
  3. Xerosis (sequedad): la piel tiene una apariencia seca, áspera al tacto y deshidratada.
  4. Liquenificación: a veces la piel puede engrosarse y adoptar una consistencia dura, especialmente alrededor de los pliegues cutáneos y en las articulaciones.

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Dermatitis atópica en niños

Muchos de nosotros conocemos a alguien que tiene la piel atópica. Incluso podemos ser nosotros mismos quienes padezcamos esta afección, que afecta a alrededor de un 7% de la población adulta y a entre un 10% y un 20% de niños en nuestro país, según datos  del último Congreso Mundial de Dermatología Pediátrica. La Asociación de Familiares y Pacientes de Dermatitis Atópica (ADEA) nos facilita algunos consejos para que nuestros hijos sufran lo menos posible las molestias (y complicaciones más graves) que conlleva esta molesta enfermedad de la piel:

La prevención es la mejor de las soluciones

Nuestra labor como padres no sólo es la de tratar la enfermedad. También implica la tarea de observar dónde y con quién se mueve nuestro hijo para conocer los posibles desencadenantes del eccema atópico.

Los profesores, siempre al tanto

Los maestros deben conocer que nuestro hijo o hija padece dermatitis atópica. Además, sería ideal que supiesen qué elementos le producen dicha afección.

Elige bien las prendas de vestir

Es recomendable evitar prendas ajustadas y siendo preferible el algodón a otros tejidos. Y..¡cuidado con las etiquetas!

Conciencia a tu hijo sobre la afección que padece

Si nuestro hijo es plenamente consciente de la enfermedad de padece y cómo combatirla, él mismo podrá prevenir su aparición o tomar el control de la situación en el caso de que aparezca.

El rascado, bajo control

Los padres han de procurar que sus hijos siempre tengan las uñas cortas e incluso fomentar que usen guantes por la noche. Manejar el prurito es difícil, más aún durmiendo, cuando no somos conscientes del rascado.

Las estaciones del año, importantes

El aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno tienden a secar la piel, además de los cambios bruscos de temperatura.

La hidratación, un gran aliado

Existe una gran variedad de cremas y presentaciones que pueden ayudar a los más pequeños a cuidar su piel atópica. El mercado de estos productos es amplio y a veces la opción más cara no es la mejor. El pediatra y el dermatólogo nos pueden dar indicaciones certeras de qué crema usar.

¡Cuidado con la dieta!

Algunos alimentos pueden desencadenar la aparición de eccemas en nuestros hijos. Cada piel es un mundo por lo que el pediatra nos podrá aportar pautas de alimentación que mejoren los brotes atópicos.

La hora del baño

El agua tibia y un baño no superior a 20 minutos nos vendrán muy bien. Al igual que en el caso de la hidratación, existen un amplio abanico de productos de limpieza corporal y facial que pueden ayudar disminuir la dermatitis atópica.

Administrando el tratamiento adecuado

Hay tratamientos de mantenimiento y de choque para hacer frente a la dermatitis atópica. No hay que olvidar de que hablamos de una enfermedad común y que, en principio, no reviste de gravedad, pero aún no tiene cura. Por eso será vital actuar mano a mano con el pediatra.