LAS VACACIONES DEL CUIDADOR

El cuidador también necesita coger vacaciones para poder ofrecer una atención de calidad. Juan Moisés de la Serna, doctor en psicología, nos cuenta por qué es importante "recargar las pilas".

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Consideramos que cuidar debe ser a tiempo completo, renunciando a nuestra vida y sin posibilidad de compaginar los cuidados con el ocio. Pero esto es un error. Porque también hay que tener vida social, entrar, salir e incluso ir de vacaciones.

Al principio esto puede parecer algo "inapropiado" y hasta "inhumano", si pensamos que estamos cuidando a una persona que sufre una enfermedad crónica o se encuentra en una fase terminal.

Pero hay que recordar el origen de las vacaciones laborales para comprender su fin. Hace tiempo las empresas se dieron cuenta que trabajar durante todo el año hacía que los trabajadores entrasen en un declive productivo.

Esto es, si antes rendían como al 100%, empezaban poco a poco a su capacidad productiva bajaba al 80 o 70%. Así hasta que algunos caían enfermos o agotados.

Al principio, y es algo que aún ocurre hoy en día, observaron cómo los lunes sus trabajadores rendían más. Era como si viniesen con las "pilas cargadas" y a medida que pasaban los días, se iban "apagando".

Esto les dio idea sobre qué es lo que sucedía durante el año, y así surgió la idea de las vacaciones "obligatorias".

No se trata de un premio que conceden las empresas, sino de una necesidad para poder tener trabajadores sanos e implicados con su oficio.

Se observó que el rendimiento podía bajar, pero después de unas vacaciones volvía al 100%. Y además, se evitaban las bajas por agotamiento o enfermedad.

Pues la misma lógica debe guiarnos a la hora de "encarar" las vacaciones para el cuidador. Es necesario, física y mentalmente, "desconectar" de esta labor y tener unos días de "esparcimiento". Y, ¿por qué no? De diversión.

Por eso, no cabe sentimiento de culpa si se sabe que volver con las "pilas cargadas" se traduce en una mejor calidad asistencial.

Necesito irme de vacaciones, pero me entra miedo

Aunque nos sorprenda las persona a las que cuidamos son conscientes de las necesidades que como cuidador tenemos. Y son los primeros que comprenden y animan a tomarnos ese descanso, conscientes del desgaste que la tarea conlleva.

Por supuesto, las vacaciones no suponen que la persona cuidada deje de estar atendida, ya que se buscará a alguien que nos sustituya, y que ofrezca los cuidados y la atención que requiere.

De esta forma, cuidado y cuidador se pueden separar con la tranquilidad de que están en "buenas manos".

Pero en algunos casos, aparte de la dependencia física o psicológica de la persona cuidada, existe una dependencia emocional, que hace que la persona a la que cuidamos pueda sentirse "abandonada" y nosotros experimentemos un sentimiento de culpa.

Es lo mismo que les sucede a los padres primerizos que son incapaces de dejar a su pequeño en con otra persona para acudir a algún evento. La primera vez tienen muchos nervios. ¿Qué pasará?. ¿Estará bien?. ¿Le habrá pasado algo? Tanto, que algunos no disfrutan de aquello que están haciendo.

Pues lo mismo sucede al cuidador que "deja", por primera vez en manos de otro familiar o amigo, la atención y el cuidado que ofrecía. Experimenta muchos nervios e inseguridades hasta que cuando vuelve comprueba que está todo bien.

Igualmente se presentan miedos, por parte de la persona cuidada, cuando ve que el cuidador se va a marchar, ya que puede pensar que la atención no va a ser la misma o que se va porque "ya no le quiere" como antes.

Cuando existe dependencia emocional es importante explicar que la persona "sustituta" es de confianza y que le va a atender tan bien como lo hace el cuidador.

De igual manera hay que inculcar el mensaje de que si surge algún incidente el "sustituto" puede comunicarse rápidamente con el cuidador.

Así, se reducen los miedos y se puede producir una separación que concede un tiempo beneficioso para ambos.

Tomarse unas vacaciones es un pequeño paso necesario. Aunque la primera vez pueda costar, los resultados a largo plazo son muy positivos.

Permitir que el cuidador descanse y desconecte va a lograr que ejerza sus cuidados con un buen estado de ánimo y con la energía suficiente para encarar la situación.

Entonces, ¿a qué esperas para preparar tus vacaciones sabiendo que dejas a la persona cuidada en buenas manos?

Blog de Juan Moisés de la Serna: Novedades en Psicología

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