Uno de los sentimientos más desconcertantes que puede surgir entre los cuidadores es el de la ira. Aprende por qué se produce y cómo deshacerte de ella de la mano de Juan Moisés de la Serna, Doctor en Piscología.
La ira se puede expresar en una subida de tono al hablar, una negativa a ayudar, un golpe sobre la mesa o una palabra inapropiada. Estas conductas pueden aparecer de repente, en el calor del momento.
Por eso, cuando la situación está más calmada, puede ir acompañado por el sentimiento de culpa por parte del cuidador, arrepentido de aquel gesto inadecuado.
No hay que olvidar que los cuidadores, ya bien sea familiares o profesionales, ante todo son personas. Por ello, al igual que tú y que yo, van a tener días buenos y otros no tan buenos, por la razón que sea.
Por ejemplo, si el cuidador se ha peleado con otra persona, podrá estar más irascible. O si a la hora de aparcar ha tenido que dar muchas vueltas porque no encontraba plaza, seguramente esté más irritado, etc. Y todo ello, puede influir en el momento en el que se va a cuidar, porque la paciencia puede verse alterada y saltar la "chispa" al mínimo tropiezo.
Todo esto puede provocar alteraciones en el cuidador, nerviosismo, irascibilidad, etc. Es en ese momento cuando puede dar una mala respuesta o realizar un mal gesto, que en otras circunstancias, y con más calma, no haría.
El sentimiento de ira va un poco más allá, se pueda expresar de la misma forma: como una emoción explosiva e incontrolada. Pero que "a posteriori" genera culpabilidad y arrepentimiento.
Cuando el cuidador y la persona cuidada no llegan a un entendimiento, las situaciones de estrés del día a día, el cansancio acumulado o la frustración, son los principales motivos que pueden hacer que se experimente ira.
Además, cuando el cuidador es un familiar y está “a tiempo completo”, se unen los sentimientos de tristeza y rabia por ver a la persona tan necesitada y sin signos de mejoría. En especial, en aquellas enfermedades crónicas, degenerativas o terminales.
La ira como cualquier otro sentimiento puede aflorar, manifestarse y desaparecer. La diferencia es que va apareciendo poco a poco, y cuando finalmente "explota" lo hace de forma intensa y descontrolada.
Conociendo las características de la ira y la importancia de mantener una correcta relación cuidador-cuidado, es esencial que el propio cuidador lleve un diario de sentimientos. Es decir, que al final de la noche, antes de acostarse, piense en aquellas emociones que ha experimentado durante el día. No hace falta que sean todas, sino las más significativas o frecuentes.
De esta forma, el cuidador puede comprobar si hay algún sentimiento que se produce con más frecuencia.
¿Qué hacer ante una explosión de ira?
Una vez identificado el problema hay que ponerle solución, y trabajar en cuanto a la expresión de la ira. Porque sino se aprender de forma correcta se producen esas situaciones de descontrol que pueden llevar a salidas de tono, gestos inapropiados o golpes a objetos.
Cuando la persona sienta rabia lo primero que tiene que hacer es salir de la habitación donde se encuentra la persona cuidada, y darse un poco de tiempo. Es recomendable realizar respiraciones profundas, de forma que “despeje su mente” y le de tiempo a recuperar la tranquilidad. Igualmente, salir de compras, dar un paseo o practicar ejercicio, son soluciones que ayudan a rebajar la tensión y permite que el cuidador tenga tiempo para reflexionar sobre sus sentimientos.
También ayuda compartir lo que se piensa y se siente con alguna persona de confianza, es decir, “desahogarse”. De esta forma se libera la rabia de una manera sana, lo que hará que no se produzcan “roces”, ni que salten “chispas” con la persona cuidada.
Pero cuando nada de lo anterior funciona, es recomendable acudir a un especialista, que le enseñará las pautas adecuadas para que supere su rabia, sin necesidad de perjudicar la importante labor que lleva a cabo.
Como es bien sabido la calidad de la relación atención recibida por parte de la persona enferma depende mucho de la calidez del cuidador, y de que éste se encuentre bien. Así podrá cuidar y sentirse mejor.
Ahora que sabes qué es la rabia y cómo controlarla, ¿qué vas a hacer al respecto?".
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