Todas las horas son pocas cuando se está cuidando a un dependiente. Por eso es tan importante la gestión del tiempo. Proponemos un sencillo plan organizativo para cuidadores.

El tiempo es un recurso escaso y cuando se cuida a una persona dependiente parece indispensable encontrar la fórmula para que el día dure más de 24 horas. La clave es la organización, que ayudará a priorizar las necesidades de ambos y a programar las actividades adecuadamente.

Para gestionar de forma eficaz el tiempo se debe analizar tanto la situación de la persona dependiente (limitaciones que le afectan, actividades en las que necesita ayuda, etc.) como la del cuidador (trabajo, familia, etc.). Para lograrlo se debe elaborar un plan de actividades.

Cómo realizar un plan de actividades

 

1. Elaborar una lista con todas las tareas relacionadas con el dependiente, otras personas y con uno mismo. Debe incluir tanto las cosas que se deben realizar como las que nos gustaría hacer, comenzando por la más importante. Hay que hacer un cálculo del tiempo necesario para el desarrollo de cada una y anotarlo. En caso de no poder realizar todas las tareas y actividades apuntadas, se recomienda posponer para otro momento las que están en los últimos lugares y dedicarse a ellas cuando se tenga tiempo extra.

 

2. Ser realista y aceptar que no será posible satisfacer todas las necesidades de la persona cuidada y del resto de su entorno. Se trata de analizar qué tareas puede realizar el dependiente por sí mismo, potenciando así su autonomía, y cuáles puede delegar en familiares y amigos.

 

3. Asimismo, es conveniente apoyarse en los recursos y servicios que ofrezcan su Comunidad Autónoma y las ONG. Así el cuidador podrá organizar mejor su tiempo y disfrutar del descanso necesario. Esto es muy importante para reducir el riesgo de padecer el

síndrome del cuidador quemado.

4. Establecer una rutina de actuación con planes alternativos para evitar caer en la monotonía. Conviene definir un plan de acción para cada semana.

 

5. Por último, conviene evaluar periódicamente la organización adoptada para comprobar si funciona o si es necesario realizar cambios.