La experiencia de María como cuidadora familiar la animó a seguir formándose como cuidadora profesional. Si quieres votar por su relato, compártelo por las redes sociales.
Cuando nací me cogiste de la mano y empezaste a quererme, te convertiste en una persona clave en mi vida.
Cada momento a tu lado fue especial, aprendí a valorarme y a ser mejor persona.
La enfermedad te llegó y no pudiste superarla.
Cada vez que te alterabas, solo con coger tu mano te tranquilizabas y después nos mirábamos y nos dedicábamos una sonrisa. Esos momentos fueron los mejores a pesar de tu enfermedad.
Un día de septiembre tu mirada me dijo que te ibas de mi lado y en el cielo una estrella brilló. Me dijiste: “Capitana me voy, sigue adelante”, y se que desde allí donde estés me sigues dando fuerza para llegar a ser lo que soy y seguir adelante en mi formación como cuidadora profesional.
El mejor recuerdo que me queda de ti es la mejor despedida, ¡gracias por darme fuerzas para llegar a ser “moneda de cambio”!
Todo lo que aprendí me servirá para poder ayudar a todas aquellas personas que lo necesiten y un pedacito de ti seguirá brillando cada vez que mire al cielo.
María Sebastián Mayo
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