Vida sexual de los mayores

Las personas mayores tienen necesidades sexuales como en cualquier otra etapa de la vida. Es adecuado estimular este aspecto de la personalidad y de la relación de pareja.

Los contactos sexuales se modifican cualitativamente con la edad: el coito deja de ser el objeto y fin de la aproximación y se realzan otros aspectos como el sensual, el erótico, el afectivo u otras actividades genitales (caricias, masturbaciones, etc.). Se busca más la comunicación humana que el desahogo instintivo.

Cuando se constata que bastantes personas longevas han perdido interés y facultades en este sentido, no es debido a la vejez, sino por otros motivos. Algunos de ellos pueden ser:

  1. Ideas erróneas y mitos ligados a la sexualidad.
  2. Tabúes y prejuicios en torno a ella.
  3. Monotonía y falta de imaginación.
  4. Preocupaciones excesivas con otros temas: dinero, salud, prestigio social, etc.
  5. Achaques físicos intercurrentes.
  6. Fatiga física o psíquica.
  7. Miedo al ridículo.

Algunos cambios fisiológicos

Con los años, aparecen algunas modificaciones biológicas que modifican el tipo de contacto sexual, pero no tienen por qué influir en su cantidad ni en su calidad.

En el caso del hombre la erección se produce de manera más lenta y con menor intensidad, las contracciones eyaculatorias son más tenues y, por consiguiente, la eyaculación más floja y con contenido eyaculatorio más escaso. Por último, el orgasmo se retrasa y aumenta el periodo refractario.

Es importante comprobar si se padece de disfunción eréctil. 

En la mujer disminuye la velocidad de respuesta orgásmica, así como su intensidad y duración. Además, se produce menos flujo y lubricación vulvo-vaginal; la reacción clitoridea es menos eficaz y la atrofia de la mucosa y el estrechamiento vaginal pueden conducir en ocasiones a dolores durante el coito (dispareunia).

Por el contrario, con la edad se realzan otros componentes del encuentro, tales como la ternura, la delicadeza, la entrega, la precisión y otros más, llegando a resultados altamente satisfactorios.

Algunos datos estadísticos

Las tasas de actividad sexual en personas mayores de 65 años no son muy altas, posiblemente como fruto de presiones sociales subliminales y secuelas educacionales. No obstante, la realidad constata que, aún en un entorno poco propicio, la actividad sexual existe entre los ancianos:

  1. Un 60% de las mujeres y un 40% de los hombres mayores de 65 años se enamoran o se sienten fuertemente atraídos por personas del otro sexo.
  2. Un 20% de las mujeres y otro 40% de los hombres de este rango de edad participan en actividades masturbatorias con importantes fantasías sexuales.
  3. Cuando las circunstancias lo permiten, las relaciones sexuales se dan frecuentemente en un 10% de mujeres y en un 20% de hombres ancianos.
  4. Con menor frecuencia, pero con cierta regularidad, tienen contactos sexuales entre un 40% y un 60% de las personas comprendidas en el tramo de edad de 60 a 70 años; entre el 25% y el 50% de los incluidos entre los 70 y los 80 años, y entre el 10 y el 20% de los mayores de 80 años.
  5. Sólo una de cada siete intervenciones quirúrgicas de próstata suele disminuir la función sexual. Si un anciano cree percibir este problema, debe consultarlo con el médico pues hay medios para ratificar o descartar la existencia de tal posibilidad.
  6. La diabetes sólo produce impotencia sexual en casos muy concretos y poco frecuentes. Predominan los hombres que, sin motivo aparente, sufren impotencia por la angustia anticipatoria y no por su diabetes. Hay que consultar al médico y aclarar las dudas.
  7. Existen medicamentos (algunos fármacos para la hipertensión arterial o el insomnio) que pueden interferir en la actividad sexual. En caso de notar estos efectos, debe acudirse al médico para que cambie el tratamiento.

Consejos generales

Los cuidadores de personas ancianas deben actuar siempre dentro del máximo respeto. Es muy importante estimular los aspectos lúdicos y afectivos en los contactos corporales entre todas las parejas, sin hipertrofiar la importancia del rendimiento fisiológico.

No obstante, es recomendable también cuidar, sobre todo en los ancianos, la capacidad de respuesta fisiológica. Para ello conviene que el anciano conserve unos buenos hábitos higiénicos en comidas, horarios y costumbres.

El ejercicio físico diario y no extenuante contribuirá también a un mejor funcionamiento orgánico, así como un sueño abundante y de calidad.

En cualquier caso, ya dentro del juego sexual, será necesario casi siempre recurrir a la excitación refleja, mediante estimulación directa de las zonas erógenas y órganos sexuales, sin esperar demasiado de la activación cerebral como elemento provocador de la erección o la lubricación.