Programas de respiro familiar

Los cuidadores de personas dependientes suelen descuidar sus propios cuidados, renunciar a vacaciones y a su tiempo libre. Cuidador, conoce los programas de respiro familiar, para evitar que repercuta en tu bienestar físico y psicológico.

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Cuando los cuidadores se ven sobrepasados por toda la responsabilidad que conlleva, sin tomarse un respiro para ellos mismos puede producirse el síndrome del cuidador quemado o burn-out.

El autocuidado y el descanso diario para una persona que cuida son indispensables y totalmente necesarios, con el fin de evitar sobrecargas que hagan peligrar su salud y estabilidad emocional.

En la actualidad, el cuidador cuenta con diferentes servicios destinados a la atención de personas en situación de dependencia que, además, les ofrecen la posibilidad de “liberarse” por unas horas de la “carga” que esto supone, y disfrutar de tiempo para poder desconectar, relajarse o realizar otras tareas.

Por ejemplo, los cuidadores pueden usar el servicio de ayuda a domicilio, los centros de día, la tele-asistencia o la atención terapéutica en asociaciones. Pero también existe otra opción, quizás menos conocida, con la que disfrutar de un período de descanso mucho más largo: los programas de respiro familiar o estancias temporales en residencias.

Estos programas, se desarrollan a través de entidades públicas, organizaciones no gubernamentales (ONG) y entidades privadas. Permiten a las familias encontrar períodos puntuales para el descanso, el tiempo libre y, en definitiva, para prestarse atención a sí mismas. Se plantean como una ayuda puntual en casos de sobrecarga o necesidad del cuidador.

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¿Qué son los programas de respiro para dependientes?

La Ley de Dependencia recoge este servicio en el artículo 25.3: “La prestación del servicio de atención residencial puede tener carácter temporal, cuando se atiendan estancias temporales de convalecencia o durante vacaciones, fines de semana y enfermedades o periodos de descanso de los cuidadores no profesionales”.

Se trata de un servicio que, además de prestar atención temporal de calidad a personas mayores, con diversidad funcional o en situación de Dependencia, facilita el descanso de los cuidadores y les ofrece un período “vacacional” de desconexión.

También se ofrecen este tipo de estancias para cubrir situaciones específicas, en las que el cuidador necesita, por alguna razón, que su familiar sea atendido (enfermedad o intervención quirúrgica del cuidador, motivos laborales, traslados, maternidad, atención de la persona cuidada por parte de profesionales especializados…).

En definitiva, las estancias temporales en centros residenciales cubren la necesidad de recibir atención cuando, por circunstancias puntuales, los familiares no pueden hacerse cargo de la persona a la que cuidan.

Cada Administración, entidad o empresa privada establece sus propias peculiaridades a la hora de ofrecer estos servicios y, su duración, suele variar en función de la situación particular de cada usuario y/o de las razones por las que se solicitan. Podrán ser estancias de fin de semana, quincenales, mensuales, o de más de un mes en algunos casos (de 45 días a 3 meses).

Los profesionales valorarán el estado físico y cognitivo de la persona, con el fin de elaborar un plan individual de atención y les ofrecerán atención en las mismas condiciones que si se tratara de una estancia de carácter permanente. Es decir, tendrán los mismos derechos y deberes que los residentes y acceso a todos los servicios que preste el centro (fisioterapia, psicólogo, terapia ocupacional, etc.) y a las actividades que se desarrollen (excursiones, visitas culturales, etc.).

Beneficios del programa de respiro para dependientes

La utilización de este tipo de servicios es beneficiosa tanto para el cuidador como para la persona cuidada.

Al cuidador le permite:

+Disfrutar de tiempo de descanso, ocio y tiempo libre.
+Sustituir su rol como cuidador de forma temporal.
+Atender facetas de la vida personal, laboral que a menudo quedan aparcadas y olvidadas.
+Deshacerse del estrés y del cansancio acumulado.
+Solucionar o superar momentos personales de dificultad en la atención del familiar.
+Evitar la ansiedad que puede generar el tener que pasar por una situación complicada y, a la vez, estar pendientes de los cuidados.

A la persona cuidada le beneficia porque:

+Recibe atención profesional e individualizada.
+Accede a terapias y tratamientos a los que a lo mejor, no podría en su entorno familiar.
+Participa en ejercicios y actividades poco habituales en su vida diaria.
+Queda asegurada la continuidad de sus cuidados, y una atención adecuada, durante los períodos de descanso o dificultad del cuidador.

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Finalidad y Objetivos

La finalidad de los programas de estancias temporales en residencias es conseguir la máxima estabilidad familiar posible, permitiendo que las personas en situación de Dependencia puedan continuar viviendo en su hogar. De esta forma se evita que durante los períodos en los que el cuidador no puede hacerse cargo, sufran un retroceso o pérdida de calidad en su atención y en los cuidados.

El objetivo principal de este tipo de programas es apoyar y servir de soporte a las familias en las tareas de atención que habitualmente prestan a personas dependientes cuando, por determinadas circunstancias de carácter transitorio, su realización no sea posible.

Objetivos más específicos

*Facilitar el descanso de la “carga” que, a veces, supone el cuidado.
*Mantener la integridad y la estabilidad familiar. Proporcionar apoyo emocional para el cuidador e intentar prevenir situaciones de crisis y estrés.
*Aliviar la sobrecarga física, psíquica y emocional de los cuidadores.
*Mantener y mejorar la calidad de vida y el bienestar del enfermo y sus familias.
*Favorecer la permanencia en el entorno habitual de las personas en situación de dependencia, evitando o retrasando su institucionalización.
*Proporcionar al cuidador la posibilidad de continuar con su desarrollo personal, social, familiar, laboral, académico… 
*Cubrir situaciones de emergencia dentro del sistema familiar garantizando la continuidad en la asistencia de la persona en situación de Dependencia.

¿Cómo se accede?

La Administración cuenta con plazas públicas y concertadas destinadas a estancias temporales. Éstas se conceden por descanso familiar, vacaciones, enfermedad o ingreso hospitalario de los cuidadores habituales, convalecencias postoperatorias del residente y situaciones urgentes que se presentan en el ámbito familiar y que impiden el cuidado de la persona en situación de Dependencia como, por ejemplo, una mudanza u obras en el domicilio.

Requisitos para ser beneficiario del servicio

-Personas mayores de 16 años con reconocimiento de Discapacidad o de Dependencia (Grado II o III) y aquellas otras que, no pudiendo acreditar los requisitos anteriores, requieran da atención de un cuidador.
-Residir en la comunidad o municipio donde se solicita.
-No padecer enfermedad que requiera atención imprescindible en un centro hospitalario ni que se encuentren en estado terminal.
-No padecer enfermedad infecto-contagiosa activa, trastornos mentales o conductuales graves y no compensados que puedan alterar la convivencia.
-No haber sido sancionado con expulsión definitiva de un centro residencial.
-Efectuar la solicitud y el pago del precio estipulado en las condiciones indicadas.

Para formalizar la solicitud y obtener más información, los interesados deben acudir a los centros de servicios sociales municipales más cercanos.

Igualmente, la mayoría de las empresas privadas y algunas entidades sociales, disponen de plazas para estancias temporales durante todo el año con condiciones y requisitos propios.

Consejos

A la hora de utilizar este tipo de servicios, pueden aparecer en el cuidador sentimientos y pensamientos negativos de culpabilidad, abandono, falta de responsabilidad… Muchos pensarán que están apartando a sus familiares, que son egoístas al pensar en descansar mientras la persona a la que cuidan está en una residencia e incluso se sentirán mal consigo mismos por no poder con todo o por necesitar un descanso.

Ser cuidador requiere, no solo de un esfuerzo físico y mental, sino también de una capacidad de análisis personal y de reflexión objetiva. No hay que dejarse llevar por los sentimientos que brotan ante situaciones estresantes y que son tan normales y habituales, aunque esto no se consigue fácilmente. Será una dura y ardua tarea contra uno mismo pero, llegar a conseguirlo, va a permitir que tanto la vida del cuidador como la de las personas a las que cuidan tengan la mejor calidad posible y no se produzcan situaciones nocivas o peligrosas para su bienestar tanto físico como emocional.

Tanto si el ingreso es por descanso personal como por causas de fuerza mayor, lo aconsejable es analizar la situación desde un punto de vista racional, estableciendo pros y contras. Para poder ver el lado bueno, hay que reflexionar sobre las consecuencias negativas que puede generar no hacer uso de este tipo de servicios.

Es necesario plantear a la persona a la que se cuida la situación, remarcando la temporalidad de la misma, planteando los beneficios que para ambos va a suponer y estableciendo la necesidad y las condiciones desde el primer momento. Esto ayudará a calmar la sensación de angustia y malestar y permitirá que sea más asumible por ambas partes.

Es necesario aprender a trasladar la responsabilidad y a solicitar ayuda de otras personas. Esto hará, que crezca la confianza y que el ingreso temporal de la persona en situación de dependencia sea más fácil al saber que estará en manos de profesionales cualificados.

La utilización de estos servicios de respiro familiar no es sinónimo de abandono, desinterés o egoísmo, sino de descanso, ayuda, apoyo, alivio y bienestar. Es lo que cuidadores y los cuidados se merecen y necesitan.

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